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El valor de los granos andinos para un mundo saludable
  • El valor de los granos andinos para un mundo saludable

    Foto: Omar Lucas e Incasur

    Una de las mayores tendencias en el consumo de alimentos es una toma de conciencia por preferir productos por su valor nutricional. Debido a este gran consumo, la industria a nivel mundial ha respondido incrementando su oferta de productos. Cadenas de supermercados y distribuidores están a la búsqueda de nuevos proveedores internacionales y es aquí cuando aparece la oportunidad para los granos andinos.

    Solo Estados Unidos importa el 53% de toda la quinua que se produce en el mundo. Le siguen Canadá y Francia. En total son 50 países en los que se produce quinua y los principales son Perú, Bolivia y Ecuador, aunque desde que este grano se popularizó han reducido su dominio. En el 2016, Perú exportó casi 45 mil toneladas de quinua por un valor de US$103 millones.

    Un informe de la FAO que analiza las perspectivas de su comercialización dice que en los mercados internacionales hay dos atributos que favorecen a este producto: su condición de alimento saludable (su alto nivel de proteínas y fibra) y las características que se asocian a su historia y tradición cultural. Gracias a esto la quinua podría encontrar una demanda dinámica en todos los segmentos de ingresos. En los mercados emergentes lo podría hacer compitiendo con productos sustitutos, como maíz, trigo y otros cereales, mientras que en los de mayores ingresos puede posicionarse como un alimento orgánico o saludable.

    Un artículo de The Economist rescata que la reciente propagación de la quinua en el mundo es síntoma de una tendencia positiva. "Cada vez más gente en los países occidentales ricos consume menos trigo y más cereales que tradicionalmente son cultivados en países pobres como mijo, sorgo, tef y, por supuesto, quinua", dice la publicación. Y agrega que "todo esto es bueno, pues es una señal de la creciente prosperidad y la expansión de las opciones".

    En especial en el mercado de Estados Unidos, ha crecido la demanda de los productos y comidas preparadas de la categoría "ready to eat", pero el consumidor no quiere solo una opción rápida que salve su desayuno o su almuerzo, sino también una opción nutritiva. En tiendas y supermercados ya se ofrecen productos con quinua, así que hay una oportunidad para que esta tendencia siga fortaleciéndose.

    La participación en ferias internacionales es la opción para que más productos nutritivos puedan ingresas a nuevos mercados. A los esfuerzos de la empresa privada, este año se sumó el de Prom-Perú que lanzó la marca sectorial Superfoods Perú para posicionar entre compradores internacionales una serie de productos nutritivos como quinua, kiwicha, cañihua, maca, yacón, castañas, maíz gigante del Cusco, camu camu, chirimoya, entre otros.

    La exportación de granos andinos se ha ganado un lugar en el Perú. Hoy, lo que hace falta ahora es vender cada vez más productos con valor agregado. Ese es el reto de la industria nacional. Sin embargo, salvo pocas excepciones que sí llegan a un mercado masivo como Incasur, lo que más hay es una producción pequeña, muy de nicho, y que enfrenta también una competencia informal y que va en el sentido contrario de la inocuidad y la calidad. Por ahora en el mercado local, las tiendas de productos orgánicos o las ferias que promueven el consumo saludable son los principales espacios para esta producción.

    En la actualidad, el consumo per cápita llega a los 1.8 kg. de granos andinos en el Perú. La meta del Ministerio de Agricultura y Riego es duplicar esta cifra en los próximos cinco años.


    Incasur

    Los inicios de Incasur están en un puesto del mercado San Pedro del Cusco. Hace 70 años, los esposos Antonio Ortiz y Marcosa Tocre comenzaron a vender quinua de una manera distinta al resto de comerciantes. La quinua se vendia con su cascarilla llamada saponina, que le daba un sabor amargo y el cliente tenía que lavarla. Ellos en cambio la vendían lista para cocinar. Ortiz que también era metalmecánico y hacía trabajos para una molinera mejoró ese proceso de limpieza. Hasta hoy la empresa sigue vendiendo ese producto, llamado quinua perlada. Desde entonces la innovación se ha mantenido como un fundamento de la compañía. Como algo esencial.

    Teodoro Ortiz, el tercero de los hijos, fue el que más se involucró en el negocio de sus padres y un día les propuso también hacer tabletas de chocolate. Por el frío de toda la zona sur del país, era consumido todo el año. Y así comenzó una larga tradición que ha hecho que el chocolate para taza Sol del Cusco siga siendo líder en el mercado. Por ejemplo, para esta campaña navideña, la empresa produce 31 millones de tabletas. Es por eso que Sol del Cusco representa hoy el 50% de la facturación de Incasur, sin embargo cada año los productos con granos andinos son los que van ganando participación. Entre estos están Kiwigen, su segunda marca en importancia, y variados productos como galletas o cereales que contienen quinua y kiwicha.

    Amanda Gallegos lleva ocho años en la gerencia general de Incasur (Industrias Alimentarias Cusco). Esta fue su primera experiencia en el negocio de alimentos. Antes había trabajado en banca, en asesoría de empresas, y en la investigación de economías campesinas. "Estas actividades diversas me han ayudado a entender la naturaleza de una empresa que apuesta por los productos andinos", dice Gallegos, quien es cusqueña y habla quechua. Ella se sumó a la empresa en un momento en que cargos de gerencia y puestos en el directorio recayeron en profesionales independientes, sin ninguna relación con la familia fundadora de Incasur. Teodoro Ortiz se mantiene como presidente fundador y continúa viajando por el mundo a ferias de alimentos y siempre pone sobre la mesa decenas de propuestas sobre qué será lo nuevo que lanzará la empresa.

    "La única empresa que se mantuvo en pie por años y enfrentó un mercado indiferente a los granos andinos fue aquí. De algún modo esta empresa es responsable de que la quinua no haya desaparecido, porque las familias productoras encontraron en Inca sur una fuente segura de ingresos, sin eso no hubieran seguido", dice Gallegos, en su oficina ubicada en la planta que tiene Incasur en San Luis. En este mismo lugar se estableció Teodoro Ortiz cuando decidió ingresar a Lima en 1971 y desde entonces este espacio creció comprando terrenos vecinos. Pero quizá pronto le quedará otra vez chico. "El futuro está en irnos a Lurín y allí vamos a triplicar la producción", dice Ortiz.

    Hoy hasta el 15% de los ingresos anuales se destinan a la innovación y el desarrollo de productos, siempre bajo la misma lógica: listos para consumir y que revaloren los granos andinos. Pero que vengan también en envases renovados con una línea gráfica moderna. Es por eso que el nuevo envase de Kiwigen para niños trae a un superhéroe con el estilo de los dibujos animados japoneses o galletas y cereales vienen en una caja que por un lado tiene palabras en inglés y por el otro en español. "Todo lo que vendemos en el mercado nacional tiene mercado exterior", asegura la gerente general.

    El año pasado, la empresa creció 11% y se espera que este 2017 se mantenga el mismo ritmo llegando a una facturación de US$20 millones. El foco está muy puesto en seguir exportando. "Parecía fácil ir al exterior, pero lo que muchos quieren comprar es quinua a granel, nunca falta quien nos pida eso, pero nosotros les decimos que no, somos una empresa que exporta productos con valor agregado", dice Amanda Gallegos. Durante el año participan en varias ferias como SIAL (Canadá) y Anuga (Alemania), dos de las más grandes del rubro alimentario. "Pero nos falta ir a una en el mercado asiático, nos interesa estar allí" dice.

    Por medio de distribuidores, los productos Incasur se exportan a Estados Unidos, Canadá, Tailandia (el primer despacho se hizo hace dos meses), Taiwán, Japón, y pronto comenzará la venta a China a través de un portal de comercio electrónico. También la empresa vende en Chile, está registrando marcas en Colombia y Ecuador donde entrará el próximo año, y tiene todo listo para vender en dos cadenas de supermercados de Sao Paulo, un objetivo que se ha retrasado por la excesiva regulación brasileña.

    Las galletas, los cereales y las barras energéticas son los productos con más posibilidades de moverse en el extranjero. Pero también Amanda Gallegos confía en la nueva marca Chazz Kiz, unas hojuelas de quinua y maiz que recién será lanzadas a fin de año. Es el primer producto salado de Incasur y el primero con el que ingresan al mercado de snacks. No será el único.

    Otra iniciativa de la compañía para promover sus marcas es La Confitería de Incasur, un modelo tipo cafetería que funciona en el centro comercial Real Plaza de Cusco. Allí se pueden tomar bebidas hechas con los productos de la empresa. Por ejemplo: frappe Kiwigen en tres sabores o frappe Sol del Cusco, también chocolate con leche, ponche de habas, entre otros. En la medida que la demanda responda se espera abrir otros puntos de venta.


    Fuente: elcomercio.pe|Julio Escalante
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