Las últimas temporadas de arándano en Chile, han estado caracterizadas por la ocurrencia de una serie de eventos climáticos que determinan la calidad de la fruta durante almacenamiento.
Portalfruticola.com conversó con Bruno Defilippi, investigador y experto en post cosecha del Insituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), quien nos explicó cómo el clima condiciona la calidad de la fruta, en este caso, el arándano.
Por un lado, está la ocurrencia de precipitaciones en etapas claves del desarrollo de la fruta, que, si bien pueden ser consideradas comunes en la producción de arándano, han ocasionado una incidencia importante de pudriciones en etapas de almacenamiento y envío a mercados distantes.
Por otro lado, las altas temperaturas durante la última temporada, tendrían un efecto más allá de adelantar o concentrar las cosechas, afectando aspectos claves en la calidad del arándano como la firmeza de la fruta.
La presencia de una mayor temperatura en algunas localidades determinó un mayor avance en desarrollo en algunas variedades, implicando una necesidad de una mayor frecuencia de cosecha con el objetivo de tener fruta de buen color y con buena consistencia de pulpa.
Sin embargo, por motivos de disponibilidad de mano de obra o el uso de periodos fijos entre cosechas, determinaron que fruta proveniente de segundas o terceras cosecha presentaban un estado avanzado en madurez afectando la calidad de la materia prima a proceso y condicionando su potencial de vida de postcosecha.
Lamentablemente, aún se desconocen las variables, en jerarquía y umbrales, que determinan a nivel de campo la producción de una fruta de calidad con potencial de almacenamiento, y no es factible predecir la temporada en términos de calidad.
Portalfruticola.com conversó con Bruno Defilippi, investigador y experto en post cosecha del Insituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), quien nos explicó cómo el clima condiciona la calidad de la fruta, en este caso, el arándano.
Por un lado, está la ocurrencia de precipitaciones en etapas claves del desarrollo de la fruta, que, si bien pueden ser consideradas comunes en la producción de arándano, han ocasionado una incidencia importante de pudriciones en etapas de almacenamiento y envío a mercados distantes.
Por otro lado, las altas temperaturas durante la última temporada, tendrían un efecto más allá de adelantar o concentrar las cosechas, afectando aspectos claves en la calidad del arándano como la firmeza de la fruta.
La presencia de una mayor temperatura en algunas localidades determinó un mayor avance en desarrollo en algunas variedades, implicando una necesidad de una mayor frecuencia de cosecha con el objetivo de tener fruta de buen color y con buena consistencia de pulpa.
Sin embargo, por motivos de disponibilidad de mano de obra o el uso de periodos fijos entre cosechas, determinaron que fruta proveniente de segundas o terceras cosecha presentaban un estado avanzado en madurez afectando la calidad de la materia prima a proceso y condicionando su potencial de vida de postcosecha.
Lamentablemente, aún se desconocen las variables, en jerarquía y umbrales, que determinan a nivel de campo la producción de una fruta de calidad con potencial de almacenamiento, y no es factible predecir la temporada en términos de calidad.
¿Cómo enfrentar la temporada?
Para el control de enfermedades lo más importante y efectivo es seguir programas adecuados de control de hongos en cuanto a productos y momento de aplicación, por ejemplo. Esto es muy importante ya que más allá de la gasificación con anhídrido sulfuroso a cosecha, el cual está restringido para algunos mercados, no existen medidas adecuadas para complementar el control de pudriciones en postcosecha. Otras tecnologías como atmósfera modificada (AM) y controladas (AC), no tienen un efecto importante en el control de hongos, o a lo más un efecto fungistático dependiendo de los niveles de gases utilizados, requiriendo en el caso de AC niveles cercano a 12%.
Desarrollando índices de cosecha en el cual se relacione el desarrollo de color con la consistencia de pulpa o firmeza de la fruta. Esto acompañado de una buena caracterización de la materia prima y desarrollando herramientas que permitan segregar por calidad y potencial de almacenamiento.
Similar a otras frutas, estudiar la factibilidad técnica y económica para la implementación de coberturas en zonas de alto riesgo de lluvia. Esto pensando principalmente en el control de un microclima, protegiendo la fruta de las lluvia e incluso optimizando los momentos de cosecha. Si bien existen hace años huertos con protección, se prevé un aumento importante en el uso de esta tecnología y hay que desarrollar el conocimiento necesario en términos de materiales y tipo de infraestructura a utilizar.
El equipo de INIA La Platina y Carillanca, en colaboración con empresas y el Comité de Arándano se encuentran abordando investigación en cada una de estas líneas con el objetivo de responder a las demandas del mercado frente a un escenario de cambio climático, nuevos mercados y la participación de “nuevos” países proveedores.
Fuente: Portalfrutícola.com
Calificar este artículo