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Arrugadita como ella misma, el atractivo de la palta Hass no ha sido mermado. Y mientras su demanda crece entre 10% y 15% anual en el mundo, en el Perú se está abriendo campo con mil nuevas hectáreas por año en la costa y 500 ha en la sierra.
Ni el sorpresivo y extraordinario fenómeno de El Niño costero del último verano pudo con la fuerza de expansión del frutal, del que se estima existen entre 22.000 y 25.000 hectáreas en el país. La caída del puente Virú en La Libertad frenó los envíos al puerto del Callao por dos semanas y las lluvias interrumpieron el acceso al de Paita en Piura.
En las plantaciones, se gastó más en fungicidas para prevenir, pero también para controlar. Y, como si fuera poco, se retrasó el desarrollo de materia seca óptima en la fruta, aplazando la cosecha hasta en un mes.
Aun así, en lo que va de la campaña de exportación –avanzada en 90% y se espera que concluya hacia fines de agosto o principios de setiembre–, la producción creció 25% por mejores rendimientos y entrada en vida comercial de nuevas plantaciones, tanto en la costa como en la sierra, explica Daniel Bustamante, presidente de la Asociación de Productores de Palta Hass del Perú (Pro Hass).
"Se están buscando áreas en todo el Perú para ampliar la zona de exportación", destaca el también gerente comercial de Agrícola Cerro Prieto, con 1.000 hectáreas de palto en Chepén (La Libertad), a las que planea sumar 500 ha en los próximos años.
Además, el apetito por la inversión en paltos se ha dinamizado este año con el alza del precio del mercado (alrededor de 15%), con valores topes promedios hasta ahora de US$2,20 FOB, según Pro Hass.
Y, en las zonas andinas de hasta 2.800 m.s.n.m. el precio en chacra por kilo saltó de los S/3,80 de la campaña pasada a S/5, precisa Vicente Zegarra, especialista en palta de Sierra y Selva Exportadora.
"Hay una dinámica fuerte. Se viene la fiebre del oro verde en los productores", observa el también ingeniero agrónomo, quien antes de trabajar para el Estado lo hizo para Camposol y Talsa, líderes en exportación de la fruta.
En estas zonas, el aumento de precio ha reportado ingresos de hasta S/50.000 en plantaciones antiguas de ocho años, con rendimientos de 10 toneladas por hectárea. Vale aclarar que ese rendimiento es menor al promedio de la costa, en donde Pro Hass estima que va de 15 a 20 toneladas por hectárea. La diferencia está asociada a la dificultad que supone la heterogénea geografía de la sierra para invertir en riego tecnificado.
Así, la mayor liquidez en la sierra está cautivando el interés de los agricultores (con áreas de 0,7 ha en promedio) por aprender a manejar el cultivo y la instalación de viveros municipales en las siete regiones, que los abastecen de forma gratuita de los plantones, señala Zegarra. Pero también están explorando el negocio empresarios chilenos e israelíes interesados en la ventana de exportación (febrero a principios de abril), en la que entran a Europa con pocos volúmenes de Colombia y México, acota.
De las 3.000 hectáreas de la sierra instaladas, 1.300 se ubican en Apurímac. Flavio Pimentel, jefe de la dirección agraria de la provincia de Aymaraes, donde hay 300 hectáreas instaladas de palta, confirma el dinamismo que genera el frutal.
Fuente: elcomercio.pe|Manuela Zurita
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