Hace pocos meses el canciller argentino, Jorge Taiana, visitaba Pekín y destacaba la "relación estratégica" entre Argentina y China, país este último que se ha convertido en el segundo socio comercial de la nación sudamericana.
Ahora las cosas parecen haber cambiado. El lunes pasado el jefe de la diplomacia argentina convocó al embajador chino en Buenos Aires, Gang Zeng, para expresarle "el malestar y la preocupación" del gobierno argentino.
Ello sucede después de que la semana última el gobierno de Hu Jintao anunció una serie de nuevas condiciones sanitarias para la importación de aceite de soja, medidas que, para Buenos Aires, son en realidad trabas al ingreso del producto argentino.
El impacto para el mercado de la soja argentino no es menor: el país exporta más del 50% de su producción de soja a China. Las nuevas restricciones impuestas por Pekín significarían una pérdida de unos US$1.600 millones para Argentina, y una reducción de US$620 millones en ingresos fiscales.
Represalia
De acuerdo con algunos observadores, el sorpresivo anuncio de China podría ser una represalia por las medidas antidumping que aplica Argentina sobre algunos productos chinos, en particular los relacionados a los textiles y el calzado.
Esas medidas proteccionistas fueron intensificadas durante la crisis económica mundial de 2009, y llevaron a una caída del 32% en el ingreso de productos chinos.
Sin embargo, los expertos coinciden en que el país sudamericano no representa un mercado de importancia para el gigante asiático.
Además, a pesar de las restricciones, el año pasado el intercambio entre ambos países benefició fuertemente a Pekín, que exportó a Argentina US$4.800 millones, frente a los US$3.600 millones que exportó Buenos Aires.
Por eso, para algunos, el anuncio de China sería más simbólico: una medida para "disciplinar" a Argentina, por dar un mal ejemplo a otros países.
Fuente: BBC Mundo/En Pymez.pe
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