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Columna: ¿Cuál es la realidad laboral de las mujeres en la agroindustria en Latinoamérica y el mundo?
  • Columna: ¿Cuál es la realidad laboral de las mujeres en la agroindustria en Latinoamérica y el mundo?


    Recientemente, en un viaje de rutina a Latinoamérica, me encontré sentado en las oficinas de los principales líderes de dos empresas de agronegocios de clase mundial. Discutíamos sobre sus necesidades en la región y cómo nuestra firma los podría apoyar en sus estrategias de adquisición de talento. Sorprendentemente, ambos mencionaron la misma cosa durante nuestra conversación: Las mujeres en el lugar de trabajo. Ambas empresas tienen una meta de contratar mujeres para el 45% de sus necesidades de talento. De hecho, ambas dijeron que si Kincannon & Reed tuviera candidatas mujeres calificadas en la industria, probablemente las contratarían en el acto. Este es un enorme cambio en la región, si lo comparo con lo que viví hace 15 años. Creemos que probará ser tanto una gran oportunidad como un gran reto al mismo tiempo.

    Los mercados emergentes continúan causando un cambio en el equilibrio de poderes, y la escasez cada vez mayor de talento se está convirtiendo en un diferenciador competitivo en la productividad empresarial. Además, la influencia económica nuevamente se ve vinculada al crecimiento demográfico.

    Esto plantea la pregunta: ¿Qué papel juegan las mujeres en la competencia mundial y en el cierre de esta brecha de talento?

    Actualmente las mujeres conforman casi la mitad (el 49%) de la fuerza laboral estadounidense y en la Unión Europea conforman casi el 60%. En los últimos 25 años, la proporción de mujeres en la fuerza laboral ha crecido más en América Latina que en cualquier otra región. Esto es el resultado de varios impulsores, incluidos el movimiento feminista, los cambios políticos, los cambios demográficos y la competencia mundial.

    Las mujeres políticas y, para algunos, los modelos a seguir tales como Hillary Clinton, Cristina Kirchner y Michelle Bachelet, han enseñado a las mujeres a aspirar a los escalones más altos de poder. Curiosamente, otro impulsador ha sido el número de años que las mujeres dedican a la escuela.

    En América Latina, las mujeres se matriculan en la educación superior en igual o en algunos casos mayor proporción que los hombres. Ellas participan en igualdad en la fuerza laboral como profesionales o trabajadoras técnicas y representan el 60% de los licenciados en ciencias sociales, ciencias empresariales y derecho, que son las categorías más directamente relacionadas a las habilidades de liderazgo.

    Los tipos de trabajos que las mujeres consiguen también han mejorado en las últimas décadas. Ya no son relegadas a aquellos que requieren pocas habilidades y pagan bajos salarios. En lugar de eso, se han trasladado a puestos de decisión más elevados en organizaciones principales tales como PepsiCo, Archer Daniels Midland y W.L. Gore. En América Latina, las mujeres lideran o han liderado empresas líderes tales como Rede Energia, Grupo Notre Dame Intermédica, B2W y Aerolíneas Argentinas.

    Dicho esto, de ninguna manera lo tienen fácil las mujeres. Los más altos puestos son raros y las mujeres todavía escasean en los consejos de administración en Latinoamérica. Con la historia de machismo en América Latina, uno de los retos es la manera en que se trata a las mujeres en el lugar de trabajo.

    Las encuestas en la región suelen mostrar que a las mujeres no se les ve como iguales o no se les respeta en el lugar de trabajo, y esto causa que muchas se sientan subestimadas o subvaloradas. En los agronegocios, donde trabajamos exclusivamente, vemos muchas de las mismas tendencias aunque las cosas están mejorando. Por los números, el mercado agrícola ve mujeres mas capacitadas para cargos que requieren una aptitud técnica y menos capacitadas para cargos de gerencia general.

    En los últimos cinco años, solamente 14% de los candidatos que hemos puesto en compañías agrícolas han sido mujeres y solo 12% en cargos de alto nivel. 88% de las candidatas que hemos puesto trabajan en áreas de soporte (RR.HH., finanzas, operaciones) con la mayoría (31%) en investigación y desarrollo y asuntos regulatorios.

    Para cargos de alto nivel, tanto mujer como hombre, el mundo agrícola busca profesionales que tienen capacidad técnica y capacidad de convertir relaciones personales a ventas y lucros. Personas que tienen experiencia en la industria y potencial para crecer en sus propias compañías. Lideres que son flexibles y que pueden tomar decisiones difíciles. Lamentablemente, muchas veces las mujeres están percibidas con menos habilidad de comportarse así.

    Esto tiene un efecto profundo en la competitividad regional. Según los expertos, los países Latinoamericanos pierden un promedio de 16% del PIB por persona ya que la tasa de participación laboral de las mujeres es menor que la de los hombres. En los Estados Unidos y Europa, algunos clientes han exigido que haya una justa representación de las mujeres en nuestras búsquedas de ejecutivos – hace poco, al principio de una búsqueda, nuestro cliente nos comunicó una marcada preferencia por mujeres con doctorados que hubiesen nacido en un país en desarrollo. Aunque esto probó ser una búsqueda particularmente difícil, ¡la encontramos!

    Todavía hay mucho trecho que recorrer, pero las expectativas están cambiando. Hace diez años, muchos clientes se sorprendían si la lista de candidatos finalistas incluía mujeres. Hoy en día se sorprenden si no las incluye. Los candidatos en las primeras etapas de su carrera esperan que su género sea irrelevante en sus perspectivas de carrera, y no que sea una ventaja o una desventaja. Los estadounidenses todavía le dan mucha importancia a sus CEO mujeres, pero ya no son raras.

    Las candidatas mujeres, en algunos casos, pueden exigir un valor adicional en el mercado simplemente por su género. Vemos que el techo de cristal se está resquebrajando, pero no se ha roto. Las empresas todavía necesitan trabajar duro en la diversidad de género, y lo deben hacer con la confianza de que tal diversidad resultará en mejores compromisos de los clientes, un mejor clima laboral, mejores decisiones, y mejores resultados.

    América Latina puede mejorar y hay mucho en juego. Aunque hay razones legítimas y positivas para que las mujeres se abstengan de entrar en la fuerza laboral, las barreras arbitrarias y anticuadas se deben eliminar en beneficio del crecimiento económico y el bien común. Los hombres que están en el poder pueden servir como defensores para que las mujeres logren la paridad por mérito y exposición a proyectos de alto perfil. Nuestra esperanza es que América Latina continúe su tendencia positiva y alentadora hacia la igualdad de género en el lugar de trabajo y fuera de él.

    Fuente: Portalfruticola.com
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