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Foto: Indap |
La agroexportación en el Perú ha crecido a un ritmo vertiginoso en la última década en cuanto a volumen exportado y valor. Se estima que las agroindustrias venderán 7.2 mil millones de dólares al finalizar el 2019. El crecimiento del sector se debe principalmente a que cumplimos con la demanda de mercados cada vez más exigentes: productos de buena calidad y durabilidad en altas cantidades. Sin embargo, la realidad de la pequeña y mediana agricultura no es la misma.
Según cifras de la FAO (ver adjunto), el Perú tiene uno de los rendimientos por hectárea en cultivos intensivos más elevados en el mundo. Las condiciones climáticas, el buen manejo del suelo y del agua, y una balanceada nutrición de cultivos a base de fertirriego, fertilización edáfica y fertilización foliar, son los factores del éxito. En uva de mesa, por ejemplo, el Perú es líder a nivel global con una productividad de 24.7 toneladas por hectárea en promedio frente a las 20 que consigue Chile y las 17.3 que obtiene Estados Unidos.
Las cifras en cultivos extensivos que comparte la FAO (ver adjunto), muestran una realidad preocupante. A diferencia de la agroindustria, la pequeña y mediana agricultura tiene uno de los rendimientos más bajos por hectárea en papa, café y maíz. La producción nacional promedio de papa no supera las 15 toneladas por hectárea; mientras que países como Chile superan las 21 (tn/ha) y Holanda logra alcanzar rendimientos de más de 50 (tn/ha). Una de las principales causas es la baja o nula aplicación de fertilizantes en todo el ciclo productivo de los cultivos.
El último Censo Nacional Agropecuario (2012) demuestra que la agricultura peruana se caracteriza por una aplicación limitada de fertilizantes; es decir, más del 55% de agricultores no aplica ningún tipo de fertilizantes por desconocimiento, falta de acceso o por tradición; mientras que, de los que si utilizan (44%), únicamente el 25% aplica un programa de nutrición de cultivos adecuado con la dosis exactas en cada etapa del cultivo.
Para Paulo Yvan, Director Regional de Yara Pacífico Sur, desistir en la aplicación de fertilizantes es una mala práctica agrícola que trae consecuencias severas. “No solo (los agricultores) empobrecen la calidad de sus cultivos y producen en cantidades insuficientes para generar rentabilidad, sino que también no le devuelven al suelo los nutrientes que fueron absorbidos por las plantas. Estamos frente un escenario insostenible cuando deberíamos producir más en menos espacio. Esto lo puede garantizar un adecuado manejo del cultivo con un programa de nutrición balanceado y dosificado”.
El equipo agronómico de Yara realizó en el 2018, 58 ensayos demostrativos en diferentes zonas agrícolas del país para los cultivos de arroz, maíz, papa y café, con el objetivo de probarle a agricultores medianos los resultados en productividad que puede alcanzar un programa de nutrición balanceado. El ejercicio consistió en la comparación de los resultados en rendimiento y calidad de una hectárea con aplicaciones de fertilizantes insuficientes versus una hectárea con una correcta fertilización balanceada.
En los 11 ensayos realizados en el cultivo de arroz, por ejemplo, los productores que aplicaron fertilizantes de manera insuficiente obtuvieron un promedio de 9.31 toneladas por hectárea, mientras que, el programa de nutrición balancedo de Yara superó las 11.20 (tn/ha). Esto significó un incremento del 20.50% en rendimientos y una ganancia extra superior a los S/ 1,195.00 por hectárea.
¿Qué otros resultados se obtuvieron?
Papa: 24 ensayos en el sur y oriente del país.

Maíz amarillo duro: 7 ensayos en el norte y sur del país.

Rendimiento nacional promedio: 4.71 toneladas por hectárea / Fuente: MINAGRI – Anuario Producción Principales Productos Agrícolas 2017
Café: 16 ensayos en el norte y oriente del país.

Rendimiento nacional promedio: 14.46 quintales por hectárea / Fuente: MINAGRI – Anuario Producción Principales Productos Agrícolas 2017
*Los rendimientos nacionales promedio son menores a los rendimientos promedios de los ensayos debido a que existen áreas cultivadas en las que no se aplica ningún tipo de fertilización.
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