Barbara Quinn, nutricionista adscrita al Community Hospital de la península de Monterey, opina que una dieta rica en frutas y hortalizas rojas, como tomates, albaricoques, guayabas y sandías, puede prevenir el desarrollo de cáncer de próstata, pues contienen una sustancia llamada "licopeno".
Este pigmento rojizo que da color a las frutas y hortalizas ha sido asociado con un decremento del antígeno prostático específico (PSA), que es una proteína producida por las células de la glándula prostática. Además, ese tipo de frutas y hortalizas contiene nutrientes que pueden combatir el cáncer.
Según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), los niveles altos de PSA se han asociado al cáncer de próstata. Actualmente, se realizan análisis de sangre para evaluar los niveles de PSA y así controlar el avance de la enfermedad.
No se sabe con seguridad si el licopeno es efectivo cuando se consume mediante suplementos, según Quinn, por lo que consumir grandes cantidades de frutas y hortalizas rojas puede ser una apuesta segura. Una teoría sugiere que cuando el licopeno se cocina junto con grasas saludables, el cuerpo lo absorbe mejor.
Por ejemplo, los tomates cocinados en aceite de oliva son una fuente potente de licopeno, en comparación con los tomates crudos. Otro gran nutriente que se encuentra en las frutas y hortalizas rojas y que puede unir fuerzas contra el cáncer de próstata es la vitamina D.
El NCI indica que esta vitamina, similar a una hormona, puede tener un efecto protector sobre las células situadas en la glándula prostática. Se desconoce si los suplementos de vitamina D son efectivos, pero los hombres a quienes se les diagnostica cáncer de próstata tienden a mostrar menores niveles de este mismo nutriente.
Fuente: freshplaza.es
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