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El futuro del palto peruano podría estar en los portainjertos clonales
  • El futuro del palto peruano podría estar en los portainjertos clonales

    Foto: redagricola.com

    El procedimiento se está expandiendo poco a poco de la mano de Camet Trading, empresa que ha trabajado durante cinco años en adaptarla a las condiciones del país. En solo un año pasaron de producir 5,000 plantas a 30,000 y la meta es llegar a 100,000 plantas en 2019. Tras diferentes ensayos realizados en el país confirmaron que con ellas se logra un mayor crecimiento radicular, una mayor vida productiva, las plantas son más uniformes e incluso pueden resistir Phytophtora y sales.


    California, Sudáfrica y Chile. Los tres países se han decantado por la propagación clonal de paltos. Si bien la historia en Perú no es larga, los resultados han sido positivos en diferentes condiciones productivas. Pero, ¿qué pasa en Perú? Si bien el país ha ido a la zaga, esta es una técnica con la cual se podría trazar el futuro de un sector que se ha expandido enormemente. Así lo creen en Camet Trading, empresa que está trabajando con esta técnica, de la mano con dos importantes viveros: Brokaw Nursey (EE UU) y Westfalia Fruit (Sudáfrica).

    Primero fue Omar Díaz, gerente de operaciones de Camet Trading, quien viajó a Sudáfrica para aprender la técnica de clonación en palto. Luego, María Elena Carvo, su esposa, estuvo un tiempo en California para conocer el método que desarrollaban en esa zona productora. Tras ese viaje partió a Sudáfrica y pudo constatar que si bien había ligeras variaciones entre ambas técnicas, se obtenían los mismos resultados, en el marco de un proceso muy detallado. Esa experiencia permitió que María Elena se convirtiera en la jefa del vivero en Perú y, junto a Omar, transitaron por la senda del ensayo-error durante cinco años. La razón es la misma de siempre: el protocolo es idéntico al que se aplica en los otros países pero las condiciones de clima y agua no son las mismas, por ejemplo. "Y nosotros tenemos que adaptarnos; aterrizar la técnica a nuestra realidad", dice María Elena.

    El espacio que diferencia a este de otros viveros dedicados a la propagación de plantas de semilla es el que Omar y María Elena llaman "la casa caliente". Se trata de un espacio completamente hermético, mientras que el exterior se utiliza para el desarrollo de plantas una vez que estas han pasado por su proceso de formación. Una suerte de pasadizo blanco que desemboca en un amplio espacio donde, entre columnas blancas de madera, se encuentran las camas de germinación, elevadas y cubiertas por un plástico transparente. Esta estructura es precisamente la que hace diferente al vivero San Cayetano, que la empresa Camet Trading posee en el distrito de Chilca, a 60 km al sur de Lima. Es aquí donde se producen plantones de palto Hass de alta productividad, mediante la técnica de propagación clonal.

    Plantas Clonales: La Producción da un salto de un 500%

    "Este año vamos a producir 30,000 plantas, que recién estarán disponibles entre junio y julio del próximo año. El año pasado hicimos 5,000. Ahora estamos dando un gran salto. Para el 2019, esperamos producir 100,000", subraya el gerente de operaciones sobre este salto productivo, cuyas próximas plantas se instalarán en campo recién en mitad 2018, en un área de 60 ha. Hasta el año pasado estaban en una etapa de investigación, "con las plantas que producíamos a nivel experimental y que después las plantábamos en campos demostrativos de diferentes zonas: Trujillo, Pisco, Chincha y Olmos. Eran lotes pequeños en diferentes fundos, para que los productores con los que trabajamos fuesen viendo el comportamiento de ellas. En las cuatro zonas las plantas se comportaron muy bien pero la mayor referencia de producción fue en Pisco, pues el campo donde se trabajó fue el más adulto; a los tres años conseguimos 24 t/ha", continúa.

    Actualmente son alrededor de 160 productores -entre pequeños, medianos y grandes- los que reciben el soporte técnico de la empresa, básicamente para la mejora de sus campos, en cada uno de los procesos productivos, en 14 regiones del Perú y que, en su conjunto suman unas 2,500 ha. Camet Trading ya sabe con cuál de ellos trabajará y tiene establecida una estrategia de negocio. "Estableceremos un precio de mercado. Pensando en los productores con los que trabajamos. Por lo general, lo que hacemos es entregarles la planta y el coste de esta (US$10.50 más el IGV) se divide en dos pagos: un adelanto y lo que resta se paga al momento de entregarnos la fruta que nos venden para comercializar".

    En esta nueva etapa, ¿el vivero abastecerá de plantas a todos los productores con los que trabajan, incluso a los pequeños? "A todos los que veamos que tienen potencial de llevar a cabo un manejo de alto estándar. Un productor que no tiene los recursos para poder dar a las plantas todo lo que ellas necesitan, como fertilizantes y un buen sistema de riego, por ejemplo, no podría sacarle el máximo provecho a este nuevo material que le estamos entregando. Por ello es que nos concentraremos en agricultores que tengan los recursos y las ganas de trabajar con plantas con las que obtendrán mejores rendimientos", responde Díaz.

    16 Meses de un proceso detallado

    Pero, ¿en qué consiste el proceso detallista de clonación que les tomó cinco años afinar a Omar y María Elena? "Lo primero que habría que decir, es que nos costó mucho encontrar la semilla que cumpla con los requisitos para trabajar en plantas clonales. Necesitábamos una semilla con mucho vigor y que tuviera un peso adecuado para resistir todo el proceso de crecimiento de la planta con la que se va a trabajar. Esta semilla de la que hablo es que alimentará el primer injerto. Si importábamos, por ejemplo, una semilla de California se incrementaba el costo final. Así que buscamos en varias regiones del Perú y optamos por una semilla de origen antillano, que es la que mejor resiste al proceso de clonación", sostiene la jefa del vivero.



    Una vez que se tienen las semillas adecuadas, estas pasan a una cama de germinación y luego a unas pequeñas bolsas, donde experimentan un primer desarrollo que reunirá las condiciones de tamaño, vigor, grosor, para hacer el primer injerto. Tras un periodo de 60 días, cuando la planta ha obtenido el grosor de un lápiz, una trabajadora, que previamente ha recolectado las yemas de las plantas madres (de la variedad Dusa), coge una a una y las va injertando, con una liga especial, convirtiéndose así en el portainjerto que va a portar el siguiente injerto, que es la variedad Hass.

    "Pero antes de eso, luego del injerto de la Dusa, cuando ha habido un crecimiento adecuado, se pasa al cuarto oscuro, que permite que la planta crezca blanca, que tenga un brote blanco, etiolado. Y es de ese color porque no tiene clorofila, ya que no le ha llegado la luz del sol”, explica María Elena. ¿Cuál es el beneficio de todo esto? Omar contesta: “Lo que pasa es que las raíces se generan siempre en áreas blancas, entonces la planta tiene que estar de color blanco para que tenga las condiciones de poder formar raíz. Si la planta es verde, será más difícil que lo consiga".

    –Y necesitamos tener raíz para hacer una planta clonal– interviene María Elena.

    –Necesitamos que Dusa enraíce. Luego lo de abajo muere. Además, debemos cubrir a la planta con hormonas y sustrato, en toda la zona donde va a salir la raíz– complementa Omar.

    Recién después de esto, se puede proceder al segundo injerto, el de la variedad Hass, que pasará entre seis y ocho meses en la zona externa del vivero, donde se instalará en una cama alta y en una bolsa más grande "Ponemos un anillo en la planta para que esta se vaya estrangulando y muera la parte de la semilla nodriza. Dusa queda siempre porque es el portainjerto, pero lo que florecerá y producirá será Hass", precisa Díaz. Tras ese periodo de crecimiento, solo falta llevar esa planta al campo. Todo este proceso tarda alrededor de 16 meses.

    Un Campo Propio de 200 ha con el 100% de plantas clonales

    Pero, ¿por qué una planta clonal de Hass es mejor? "Nadie planta Hass directamente hoy en día", responde Díaz. Y explica lo que comúnmente se hace en los fundos del Perú: "Se usan portainjertos de semilla. Muchos, por ejemplo, usan Zutano. Entonces, este crece e injertan Hass. Y cuando la planta ha alcanzado un cierto tamaño, la envían al campo. Sin embargo, otrosproductores hacen crecer el patrón y lo siembran en el campo. Y una vez que se ha desarrollado le injertan Hass".

    En muchos campos del país, los productores recolectan la semilla de Zutano en sus propios huertos, refiere Omar Díaz, que luego la usan como patrón. Sin embargo, esa semilla de Zutano, como está en un huerto de Hass, genera mucha variabilidad, pues hay una alta probabilidad de que haya sido polinizada con Hass. "No es un patrón puro. Lo que hemos visto es que en esos campos, entre el quinto y el octavo año, las plantaciones llegan a su máxima producción, y a partir del octavo empiezan una etapa de alternancia muy fuerte. Nuestras plantas tienen una vida productiva más larga. Según las experiencias en Estados Unidos y en Sudáfrica, un campo productivo que utiliza plantas clonales puede durar treinta años, sin ningún problema. Este es un pronóstico válido para Perú, por la resistencia a hongos que caracteriza al patrón de la Dusa. A estas plantas más que el clima les impacta los suelos; y aquí estamos hablando de un patrón, no de una variedad que no sabemos si se va a comportar igual en diferentes condiciones climaticas", explica Omar.

    Con el proceso que se desarrolla en el vivero San Cayetano, los responsables están seguros de que todos los plantones provienen de una misma madre, que en este caso es Dusa. "Por eso se llama clonación, pues las plantas son más uniformes", remarca y afirma que las plantas que ellos han clonado generan entre un 20 y 30% más de raíces. Incluso son plantas capaces de absorber mejor el agua y los nutrientes.

    Además, la elección de Dusa (un portainjerto desarrollado por Westfalia Fruit) no ha sido al azar, porque además de ser más productivo, destaca por sus resistencia a Phytophthora e incluso se ha comprobado que tiene una ligera resistencia a sales también".

    Cabe mencionar, según Omar Díaz, que en el manejo agronómico de una planta clonal, al inicio hay que darle más cuidado, especialmente en la forma de plantarla; el manejo del riego tiene que ser muy adecuado en los primeros 6 meses, hasta que la planta se establezca bien en el campo definitivo y amplíe su sistema radicular.

    La experiencia de Brokaw Nursery

    El gerente de operaciones señala que hay diferentes técnicas de clonación pero la más difundida en el mundo la desarrolló el fundador del vivero californiano Brokaw Nursery, el fallecido Hank Brokaw. Su hijo Rob es el que ha continuado con la difusión de esta técnica, empleada también en Sudáfrica, aunque con algunas variaciones. Y lo mismo ha hecho Camet Trading, adaptándola al Perú.

    "En California, el 90% de plantas que producen y venden son clonales; no venden plantas de semilla, o muy poco. En Sudáfrica, el 100% de plantas que hace Westfalia son clonales. En Chile, esta técnica entró hace siete u ocho años, y actualmente ya se están vendiendo 150,000 plantas clonales por año a los productores. Colombia también está desarrollando viveros con plantas clonales bajo esta metodología", precisa Díaz.

    ¿Es el futuro? "Sí, por los factores que mencioné: mayor vida productiva de la plantación y productividad en general; campos más uniformes; además, al tener resistencia a Phytophthora, la planta se va a enfermar menos", subraya Omar Díaz.

    El gerente de operaciones anuncia que en Camet Trading están viendo la posibilidad de desarrollar un campo de 200 ha, para una primera etapa, en La Libertad (al norte del país), pero el proyecto dependerá de la disponibilidad del agua y las facilidades del terreno. Este campo será solamente de plantas clonales, a diferencia del campo de 70 ha que hoy manejan en Chilca –cuyo terreno y plantación alquilan a la Agropecuaria las Lomas de Chilca, desde el año pasado–, donde cosechan Hass pero con patrón de semilla mexicana.

    "Pensamos tener este proyecto definido para inicios del próximo año. Somos una empresa exportadora y dentro de nuestra mística está muy arraigada la idea de cumplimiento de programas. El objetivo con este nuevo campo tiene que ver con tener fruta propia también, en el caso de que alguno de los campos que tenemos en Perú tenga algún problema. Nosotros tenemos que cumplir con nuestros clientes, a quienes les ofrecemos determinada cantidad de frutas. Ellos, a su vez, deben cumplir con los supermercados a los que han ofrecido esa fruta. De hecho, el vivero no está pensado como una unidad de negocio que genere grandes utilidades, sino que dé soporte al área de exportación, ofreciendo plantas a los productores para que luego tengan buena fruta para exportar. Ese es el propósito", finaliza Díaz.

    Fuente: redagricola.com|Gabriel Gargurevich Pazos
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