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Foto: eticaecologica.com |
Uno de los grandes problemas de contaminación del aire en India es causado por la incineración de residuos orgánicos tales como las cáscaras de maíz. La quema de residuos orgánicos, tales como tallos, pastos, hojas y cáscaras, lamentablemente continúa siendo la forma más utilizada para deshacerse de los restos de cosechas anteriores, así como limpiar, podar y despejar la zona de cultivo. Según un reciente estudio de la Comisión para la Cooperación Ambiental, la quema de residuos orgánicos es una gran fuente de dioxinas, que causan toxicidad en animales y personas.
Ante esta situación insalubre, Raju tomo la decisión de convertir el problema en una solución sustentable. «En los campos agrícolas que rodean mi pueblo, varios agricultores cultivan maíz. Sin embargo, tras la cosecha, se quedan con la cáscara exterior del maíz, que retiran antes de enviarla al mercado. Esta cáscara suele quemarse, ya que no se utiliza para ningún fin. Por eso quise encontrar una solución que evitara la quema de la cáscara del maíz» afirma Raju.
Raju, recordó una habilidad que aprendió en su escuela, y así fue como decidió moldear las hojas de maíz en soportes de forma cilíndrica para recargas de bolígrafos.
El primer paso de Raju fue ir a una granja de maíz ubicada a cinco kilómetros de su casa para traer algunas cáscaras. Allí, solo tomó un puñado y procedió a limpiarlos con un paño húmedo. Luego aplastó cada cáscara con la mano sobre la mesa y usando una máquina cortadora, los cortó en formas rectangulares . Por último, aplicando la técnica que recordó de su etapa como estudiante, utilizó una varilla metálica como molde y como herramienta de medición y enrolló la cáscara sobre la varilla. Al quitarse la varilla, la cáscara mantiene una forma cilíndrica con dos extremos abiertos. La recarga se inserta por un extremo y el otro extremo de la cáscara para cerrar la brecha.
Una vez que finalizó su primer bolígrafo, escribió con él y dijo que se sentía como escribir con un bolígrafo normal. Los días siguientes continuó haciendo más bolígrafos y empezó a distribuirlos entre vecinos y amigos.
Raju es un ejemplo de que cuando se quiere se pueden lograr grandes cosas. Sólo hace falta tener ganas de transformar un problema en una solución. En la actualidad le están llegando pedidos de todas partes del mundo. Cada bolígrafo se comercializa a 0.13 dólares, y con la plata que ingresa, Raju piensa en reinvertirla para desarrollar su emprendimiento eco-sustentable.
Fuente: eticaecologica.com
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