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Prescindir del plástico tal vez sea beneficioso para el medioambiente, pero las tiendas de alimentación tienen un feo secreto. Por suerte, la solución es sostenible.
Muchos retailers se están alejando del plástico para aumentar su conciencia ecológica. Al fin y al cabo, en Estados Unidos se utilizan miles de millones de bolsas de plástico cada año y tan solo el 9% se recicla.
Muchos consumidores quieren aportar su granito de arena también. Usar bolsas reutilizables puede ser un buen comienzo, pero algunos clientes también están dejando de lado las finas bolsas de plástico de un solo uso para la compra de frutas y hortalizas. No obstante, siguen comprando naranjas en bolsas de malla. Pero esta práctica de no usar bolsas podría tener una consecuencia, y muy antihigiénica.
El resultado indeseado de dejar de usar envases de plástico es que si colocamos el brócoli o las manzanas directamente en el carro de la compra o en la cinta de la caja registradora, nuestros alimentos no solo están en contacto con una superficie, sino que están tocando todo lo que ha estado ahí antes que ellos. La persona que iba antes de nosotros podría haber comprado carne cruda o el empleado de la caja podría haber estado manipulando dinero sucio antes de tocar nuestra compra.
La sucia verdad es que los supermercados no son los lugares más limpios. La empresa Reuse This Bag, dedicada a la fabricación de bolsas reutilizables, ha descubierto que en un carrito de la compra de un supermercado tradicional hay 73.356 CFU, o unidades formadoras de colonias, por pulgada cuadrada (6,45 cm cuadrados), casi 361 veces más bacterias que en el picaporte de la puerta de un baño.
La cinta transportadora de la caja no sale mejor parada. Pensemos en todos los alimentos que pasan por ella cada día, cada semana y cada año. Y aunque el PVC del que están hechas puede durar hasta 30 años, la superficie es porosa y difícil de mantener limpia, aun si se lava constantemente.
Por último, no pensemos solo en lo que está tocando nuestro producto, sino también en quién lo ha tocado. El personal del supermercado, el personal de caja y otros clientes, todos lo tocan, y no estar embolsados incrementa la exposición. Por no hablar de las personas (y posiblemente animales) que lo han tocado antes de llegar a la tienda.
Por suerte, podemos ayudar a proteger el planeta protegiendo nuestras frutas y hortalizas. Podemos utilizar bolsas reutilizables de nailon, algodón o malla. Solo hay que recordar lavarlas regularmente.
Finalmente, hagamos lo que hagamos, lo más probable es que nuestros productos vayan a entrar en contacto con suciedad y gérmenes. Como regla general, está bien lavar las frutas y hortalizas antes de prepararlas. Cada producto tiene unas necesidades, lavarlos todos igual es uno de los errores que, seguramente, no sabíamos que estábamos cometiendo. Y solo porque no vayamos a comernos la piel del producto, como de un limón o un aguacate, no significa que no tengamos que lavarlo.
Fuente: ethic.es
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