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1. Auge agroexportador no tradicional pasó de US$ 500 mllns a US$ 5.000 millones al 2017
En el 2000, en pleno fujimorismo, el exministro de Agricultura José Chlimper impulsó la Ley de Promoción Agraria. A través de la misma, se dieron mayores facilidades al sector privado con la finalidad de generar un impacto y desarrollar la agricultura en el país y así mejorar los ingresos de la población dedicada a esta actividad.
Antes del 2000, el sector de exportación de productos agrícolas en el país no había logrado crecimientos importantes. En el nuevo milenio, el auge de la demanda internacional de alimentos nos convirtió en el primer proveedor de espárragos y banano orgánico. Perú también se encuentra posicionado como el segundo productor de paltas y alcachofas en el mundo. También está en el top ten de la producción de mangos, arándanos, uvas, mandarinas, cebolla y ajo.
Así, el Perú pasó de exportar un promedio de US$ 500 millones (2000) a US$ 5.000 millones (2017) en productos agrícolas no tradicionales en 18 años. Además, la productividad del sector creció en 4,4% en promedio anual.
2. El boom del sector agroexportador y su relación con el sector agricultura
Al 2017, son cerca de cuatro millones de peruanos económicamente activos (PEA) los que dependen de la agricultura. De estos, solo 276 mil laboran de forma asalariada dentro del régimen de promoción agraria, es decir, el 6,8% de la población que se dedica a la agricultura. Esta población está concentrada en la costa, donde se encuentran los campos de cultivo dedicados a la exportación.
Sin embargo, el grueso de la población dedicada a la agricultura se concentra en la sierra, donde los niveles de productividad son bajos, y donde predomina el autoempleo y donde los niveles de pobreza son elevados.
"Lo que me llama la atención es que se defiende un régimen especial para la agricultura, pero en la práctica casi todo ese régimen beneficia a las agroexportadoras de la costa. Por ejemplo, a programas como el de Haku Wiñay no se les da ni 50 millones de soles anuales. O sea, el gran productor de espárragos está exento de impuestos, pero al pequeño cafetalero no se le exonera", según el economista Pedro Francke.
3. Los salarios con régimen agrario crecen con poco impacto en ingresos de PEA agrícola
El auge agroexportador también significó un incremento en los salarios para los trabajadores. Así, las remuneraciones en promedio pasaron de S/ 895 en el 2008 a S/ 1.406 en el 2017.
Sin embargo, el régimen agrario establece un pago por jornal y dentro de este pago también deben incluirse fracciones del pago por Compensación por Tiempo de Servicios (CTS) y gratificaciones, lo que genera un incremento del salario y desprotección al momento de finalizado el contrato.
Como el régimen agrario solo tiene el 6,8% de cobertura del total de la población que se dedica a la agricultura (cuadro 2), el incremento de sueldos no tiene un impacto significativo en el nivel de ingresos del grueso de la población que se dedica al agro, que aún en el 2017 sigue ganando por debajo del sueldo mínimo. En la actualidad, 15 empresas agroindustriales tiene al 49,4% del total de trabajadores en este régimen. Por ejemplo, Agrolatina que en el 2008 tenía 74 trabajadores bajo el régimen y al 2017 cuenta con 4.348 trabajadores.
4. Trabajadores contratados por 7 días, dos o tres semanas casi se duplicaron
En el 2008 existían 182 mil trabajadores bajo el régimen agrario y solo 40 mil tenían contratos a plazo indeterminado. Para el 2017 la fuerza laboral creció a 276 mil trabajadores y los contratados de forma indeterminada cayeron a 38 mil.
Por el contrario, la cantidad de trabajadores contratados de manera intermitente creció de 73 mil a 134 mil, casi el doble en el mismo periodo de tiempo. Es decir, pasaron de ser el 40,4% del total (2008) al 48,7% (2017). La alta rotación laboral tiene incidencia en las bajas tasas de sindicalización.
Ricardo Polis, presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), explicó que es la naturaleza de los ciclos de producción del sector la que condiciona a tener este tipo de contratos. Aseguró que esta condición no debería ser cambiada.
"El régimen general no es flexible, es muy rígido. Hay gente que entra a trabajar por siete días, dos semanas, o tres semanas. Todo se puede conversar (con el gobierno), pero una cosa que no se puede mover es la temporalidad", sostuvo.
5. Creció el empleo indirecto a costa de quienes solo tienen la mitad de los derechos laborales
Juan Varilias, presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), considera que el régimen fue diseñado para dar empleo formal a quienes no tenían ningún derecho.
"No es un mecanismo para que el Estado y el trabajador beneficien a la empresa, es un mecanismo para que la empresa ayude al trabajador agrario a tener un mejor empleo", sostiene.
Según el INEI, el empleo formal directo, es decir, los trabajadores del campo que se encuentran bajo este régimen, pasaron de 131 mil a 252 mil, generando también crecimiento del empleo formal indirecto, por ejemplo, confección de paletas, cajas, bolsas, entre otros; que creció de 331 mil a 557 mil.
Para Alfredo Villavicencio, decano de la Facultad de Derecho de la PUCP, la promoción y crecimiento del sector no debe producirse a costa de los derechos laborales.
"La promoción (del sector) no debe venir en desmedro de los derechos de los trabajadores sino a través de acceso a créditos financieros con mejores tasas de interés, mayor productividad", sostuvo.
6. Fondo de salud agrario con déficit de 303 millones de soles en el 2017
Bajo este régimen, las empresas no aportan el 9%, sino el 4% a Essalud por cada uno de sus trabajadores. Esto hizo que haya una brecha entre los ingresos y egresos, es decir, el déficit pasó de ser de S/ 16.8 millones en el 2001 a S/ 303 millones en el 2017, según Essalud. Es decir, el seguro social agrario (SSA) bajo este régimen es insostenible financieramente. Al 2017, las aportaciones de las empresas dentro del régimen solo cubren el 35% de los costos de las prestaciones.
Jessica Luna, gerente general de la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (Comex), dice que una subida a 9% no soluciona el verdadero problema del seguro social.
"Claramente el problema de Essalud no es el SSA. Esto representa el 1% de los ingresos del seguro regular. Las empresas del agro moderno están en las zonas rurales donde no existen servicios de salud del Estado y es la empresa privada que brinda servicio a través de tópicos, campañas y postas. El problema no se va a solucionar por aumentar al 9%. El gran forado de Essalud es por una deuda de Sunat de S/ 2.574 millones".
Fuente: larepublica.pe
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