El titular del Minagri señala que la apuesta central de su gestión será potenciar a los pequeños agricultores, "para que tengan más dinero en su bolsillo", por ello apostarán por la asociatividad. Su meta es que al 2021 el agro cuente con un presupuesto de 1% del PBI y se dupliquen las agroexportaciones.
En los últimos cinco años, su cartera tuvo que enfrentarse a situaciones como el fenómeno El Niño, que afectó la producción sobre todo en el norte; también estuvo el ataque de la roya amarilla, que se trajo abajo al sector cafetalero. ¿Cómo le plantará cara a este tipo de situaciones, que de todos modos se volverán a presentar?
En el caso de los fenómenos climáticos que ocurren todos los años, siempre estamos con declaratorias de emergencia, cuando se necesitan programas permanentes de prevención. Sabemos que la época de lluvias es bien marcada (noviembre-marzo) y habrá, de todas maneras, inundaciones. En el caso del friaje o heladas, son fenómenos anuales y no podemos estar siempre pidiendo donaciones y mostrando cómo mueren los animales por las bajas temperaturas. En el caso del café, si no se hace una adecuada renovación, seguirán los problemas y los caficultores lo saben, ellos tienen muy claro que debemos entrar a un control radical de la roya, para lo cual les daremos créditos a largo plazo que les permitan renovar sus plantas, ahora tenemos el problema del rebrote porque algún elemento contaminado se quedó cerca y está el peligro de que sea más fuerte, aunque esto dependerá de las circunstancias.
Lo concreto es que el sector cafetalero aún no se termina de recuperar del ataque de la roya, eso ha perjudicado el nivel de las agroexportaciones. ¿Qué otros productos deben ser potenciados?
En el sector agrario, la canasta ya es muy diversificada, y tenemos en gran cantidad la palta, la uva, los arándanos; nos toca continuar con la quinua, la kiwicha... Esa es la gran ventaja del país, lo que pasa es que siempre nos hemos dedicado a la agricultura tradicional, antes exportábamos arroz y azúcar, ahora se quedó eso porque tienen mayor área que los otros cultivos. Nosotros tenemos el reto de colocar nuestros productos en todos los países con los que tenemos firmados Tratados de Libre Comercio (TLC). Actualmente hay algunos con los que existe el tratado comercial pero la barrera sanitaria sigue ahí y no podemos exportar, el trabajo ahí es del Senasa.
Es conocido que el Ejecutivo pedirá facultades legislativas y sacará un paquete de normas reactivadoras. ¿Alguna corresponde a su sector?
Tenemos varias solicitudes y se definirán el jueves, porque el agro es parte de las medidas económicas y hay algunas urgencias, como el fortalecimiento de Agrobanco, que requiere de una mayor asignación de recursos. Pero el Consejo de Ministros definirá qué iniciativas llevaremos al Congreso.
Entonces, con o sin facultades, ¿cuáles son las medidas que su sector tiene que tomar en el corto plazo para reactivar el agro?
En los 100 primeros días, tenemos que crear el programa Serviagro, que será de capacitación integral, para eso ya estamos reasignando recursos del 2016; el segundo programa es Sierra Azul, que es de siembra y cosecha de agua y rehabilitación de andenes. Tenemos suficientes recursos para reorientarlos a lo que hemos denominado la "revolución" del agro.
A ese término "revolución" muchos peruanos le tienen miedo, ¿implica de algún modo empoderar a los pequeños agricultores? Se lo pregunto porque aquí aún nos regimos bajo el sistema abusivo de los intermediarios.
El 80% de los conductores de fincas en el país tienen menos de cinco hectáreas, es decir, son pequeños agricultores, ellos no pueden llegar al mercado de manera individual, no tienen las competencias para hacerlo, hay agricultores que tienen 1 o 2 hectáreas y no llenan ni un camión para llevar al mercado, por lo tanto caen en manos de los intermediarios, que pagan bajo por los productos y se encargan de llevar al mercado a precios cinco o seis veces más altos. Los agricultores ya han entendido que solos no harán nada y la única forma de cambiar eso es asociándose y construyendo cadenas productivas que les permitan llegar lo más cerca posible al mercado, algunos llegarán a exportar, otros venderán en Lima o de manera más organizada, eso pasa por el desarrollo empresarial.
El tema de la asociatividad es la respuesta que comúnmente se da, pero lo cierto es que muy poco se avanzó en ese campo. Agrobanco señala que la mayoría de sus créditos son a productores individuales...
Si la asociatividad no avanza es porque no hay un trabajo decidido en ese campo, nos quedamos en el discurso. Necesitamos estar en contacto con las asociaciones de agricultores, para capacitarlos y hacerles entender que esa es la ruta. La asociatividad no ocurre, porque el agricultor es por lo general una persona adulta, que no desea correr nuevos riesgos. Los programas de asociatividad y desarrollo empresarial implican demostrar que eso sí es posible, hay que llevarlos a que conozcan experiencias exitosas; por ejemplo, a los cafetaleros del centro hay que llevarlos a Cecovasa, para que vean que han posicionado una marca que se exporta; pero para asociarse hay que romper las pugnas que existen entre ellos mismos.
Modernizar la agricultura es una tarea pendiente...
Nuestros programas incluyen siembra y cosecha de agua, pero no para regar bajo el sistema tradicional, sino con las nuevas formas de riego. En términos de los productos, nosotros queremos una agricultura moderna, queremos al agricultor peruano con más plata en el bolsillo y que use bien los recursos.
¿Qué metas tiene su sector al 2021?
Debemos llegar al año del bicentenario con un crecimiento de 5%, ahora crecemos en un promedio de 3%, esa es nuestra meta. También necesitamos llegar a los US$ 10 mil millones de agroexportación, este año sería hasta US$ 6 mil millones, es decir, duplicar las exportaciones. Cuanto más nos acerquemos a esa meta será mucho mejor.
Fuente: Larepublica.pe
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