Rumania mantiene viva la antigua tradición médica por las abejas

El veneno de las abejas sirve para combatir la esclerosis múltiple, el polen para la indigestión, la miel para curar heridas. Las abejas han sido una fuente clave de las medicinas alternativas desde tiempos antiguos y Rumania está trabajando para mantener viva la tradición de la “Apiterapia”.Cristina Mateescu, directora general del Instituto de investigación y desarrollo apícola en Bucarest, señala que la colmena es la farmacia natural más antigua y más saludable.Rumania es un país todavía impregnado por la cultura popular; las familias continúan utilizando propóleo contra el dolor de garganta, así como miel y polen para estimular el sistema inmunológico. Todas las ciudades de Rumanía tienen su “plafar”: farmacias naturistas que venden productos a base de plantas, miel, cera de abejas y propóleos.Según el profesor Theodor Charbuliez, jefe de la Comisión de Apiterapia de Apimondia de Estados Unidos, Rumania es pionera en la apiterapia que fue rápidamente reconocida como un componente de la medicina científica.Dentro de las clases convencionales de medicina, se han incluido módulos sobre apiterapia y extractos de propóleos que son reconocidos como medicamentos y que son desarrollados por el Instituto Apícola, fundado en 1974.Bucarest también cuenta con un centro médico de apiterapia, el primero en el mundo, que abrió en 1984.Pero el escepticismo aún se mantiene entre la comunidad médica por la ausencia de estudios científicos sobre los efectos del veneno de la abeja, pero muchos usuarios han tenido excelentes experiencias además que los costos económicos menores y el enfoque ecológico son muy apreciados.En 2013, la Universidad de Washington en Estados Unidos, publicó un estudio sobre la eficacia en la lucha contra el virus del SIDA de la milittine, una toxina contenida en el veneno de la abeja.En Francia, miles de pacientes se han beneficiado con los vendajes tratados con miel en el Departamento de cirugía abdominal del hospital de Limoges. Los productos de la abeja también están presentes en la industria cosmética con cremas tonificantes y antiarrugas.La imagen de los productos apícolas como naturales y orgánicos explica la atracción de éstos. Cornelia Dostetan, miembro de la sociedad nacional de la Apiterapia explica que: “En Rumania, tenemos la oportunidad de mantener una naturaleza virgen que conserva una gran diversidad de flora”.La marca rumana Apiland que cuenta con certificación orgánica, es especialista en polen crudo y ha lanzado sus productos en Francia e Italia.Según el último censo agrícola de 2010, en Rumania se cuentan 42.000 apicultores y más de 1,3 millones de colonias de abejas.

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