El economista suizo Peter Koenig trabajó 28 años en el Banco Mundial como especialista en el recurso agua. Expresa que en el pórtico del Banco Mundial hay esta gran inscripción: “Un mundo sin pobreza es nuestro sueño”. Propone completarla así: “Nosotros damos la seguridad de que siga siendo un sueño”. En la siguiente entrevista revela aspectos nuevos de la amenaza que pesa sobre el medio ambiente mundial, y en especial en el Perú, y propone medidas preventivas.




-¿Cuál es su balance de la Conferencia de Copenhague sobre el Medio Ambiente?
-Me parece que esa conferencia ha sido un desastre total, y quizás está bien que haya sido un desastre, es decir, está bien que no hayan llegado a ninguno de los acuerdos que iban a ser impuestos por los G8 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Inglaterra, EEUU), porque los G8 han buscado desde el principio acuerdos para su propio beneficio, y en contra de los países de la Esfera Sur, principalmente países en vía de desarrollo, y sobre todo de África. Hubo dos semanas de discusiones polarizadas entre los países industrializados y los países en desarrollo. Todo el mundo estaba esperando que el emperador Obama llegara y llevara la solución. Llegó el último día, interrumpió todas las sesiones y dijo: “Yo tengo la solución. Estemos de acuerdo en que la temperatura puede aumentar hasta dos grados centígrados. Es la propuesta de nosotros, los G8”.

Pero no hubo ninguna consulta seria con los demás países, porque los demás incluyen los países pobres, la gran esfera del Sur (también llamado el ‘Sur Global’), que está mucho más afectado por el cambio climático que la Esfera Norte.


África puede ser un infierno
Debo señalar que si el promedio mundial de la temperatura puede subir dos grados centígrados, para África habrá un aumento de temperatura entre 3 y 3.5 grados centígrados, lo que produciría un horno, un incendio. Además, qué arrogancia del ser humano esa de acudir a una conferencia para indicar a la naturaleza cuánto puede subir o bajar -aun con el descaro de no contraer ningún compromiso en cuanto a la reducción de las emisiones de carbono, como es el caso de EEUU. Podía haber dicho: “nosotros, los G8 y China e India”– hacemos todo para cooperar con la naturaleza para mantener el equilibrio, para ayudar a la naturaleza a fin de que el aumento de temperatura sea lo más bajo posible.

-¿Cómo reacciona África frente al grave peligro que la amenaza?
-La Alianza Panafricana por la Justicia Climática (Pan-African CLimate Justice Alliance –PACJA), organismo de los africanos que estudia los cambios climáticos que les afectan, señala que la problemática del agua puede afectar a entre 350 y 600 millones de habitantes en África. Con ese aumento de temperatura de tres a tres y medio grados, puede haber un ‘estrés’ de agua (extremos de escasez e inundaciones) y se puede producir una epidemia de hambre que afectaría a por lo menos 55 millones de personas. Puede también causar inundaciones y sequías, que originan falta de alimentos. Esto acarreará conflictos y guerras entre países y dentro de los mismos países. Todo eso es una consecuencia de lo que pasaría con el aumento de temperatura de tres centígrados.

Meles Senawi, primer ministro de Etiopía, cuatro meses antes de esta conferencia, en representación de África, dijo claramente: “no vamos a permitir nada que nos perjudique. Incluso queremos que los países ricos, los G8, paguen anualmente 400 mil millones de dólares para medidas de prevención, para medidas de proteger el mundo, sobre todo el mundo en desarrollo, contra los efectos del calentamiento climático”.

Obama dijo en Copenhague que si hay un acuerdo entre las economías en desarrollo y los países ricos, Estados Unidos estaría dispuesto a pagar unos 10 mil millones de dólares para medidas de prevención.

En la conferencia, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, planteó un chantaje: “Si Uds. se ponen de acuerdo con 2 grados, pondremos -nosotros, los G8- a disposición un fondo de 100 mil millones de dólares anuales, a partir del 2020, para inversiones de protección en contra de los efectos del cambio climático. Si no hay acuerdo, no hay fondo”.

Como no hubo acuerdo, no hay fondo. Así es mejor. Porque este fondo se hubiera manejado por el Banco Mundial con condiciones similares a aquellas que esta institución aplica a sus préstamos de tipo “ajustes estructurales”. Es decir, condiciones duras que incluyen por lo general privatización de los servicios públicos, concesiones a compañías extranjeras para la explotación de recursos naturales, apertura de las fronteras para ‘tratados de libre comercio’, reducción de los presupuestos para servicios sociales como salud y Educación, y otros de efectos nefastos para los países pobres. -Así hubiéramos tenido un alud de préstamos y donaciones con condiciones antisociales, tipo ‘Ajustes Climáticos’, dejando a los países pobres en condiciones peores que sin este fondo.

Al mismo tiempo que ofrecían 100 mil millones de dólares, los países ricos continuaban emitiendo carbono en la atmósfera y gozando de un mercado de hidrocarburos de 1.2 trillones de dólares.

Ahí se quedó el asunto de Copenhague, por el momento porque, por suerte, nadie se puso de acuerdo, sólo los G8.


-¿Qué hacer ahora?
-En Copenhague no hubo acuerdo, pero hay una propuesta, aún no escrita, de que se continúa discutiendo -quizás más tarde en el año 2010 en Cancún-. Cancún tiene la mala fama de acomodar las conferencias falladas, como aquellas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2003. Sin embargo, tengo entendido que Evo Morales está proponiendo una conferencia climática alternativa para abril de 2010 en Cochabamba.

Hay que entender por qué resulta interesante para los países ricos perjudicar a África. África contiene todavía 60% de todos los recursos naturales del mundo -hidrocarburos y minerales preciosos-, como el coltan que se usa en teléfonos móviles y otros instrumentos electrónicos –y también en armamento–, todo lo que se proyecta en uso masivo para el futuro. El coltan se encuentra en el Congo, donde hay desde hace más de diez años una guerra civil, que ha causado hasta hoy un genocidio de más de tres millones de personas y que es ignorado por el mundo industrializado. ¿Por qué? Porque un pueblo en conflicto puede ser fácilmente manipulado y explotado.

Esos recursos naturales los requiere el mundo industrial. Entonces, si África sufre por el cambio climático, y la gente desaparece por hambre o por conflictos civiles, el acceso a esos recursos será más fácil, porque no habrá un pueblo indígena que pueda defenderse. Por esos recursos se enfrentan en este mismo momento Estados Unidos y Europa, de un lado, y China e India, de otro. Si les parece similar lo que está pasando en estos momentos en la selva peruana, lo es: una explotación sin escrúpulos y sin respeto a las comunidades nativas.

China y también la India, aunque con menor envergadura, demuestran bastante presencia en África y América latina. Se están peleando con EEUU por los recursos escasos y entre ellos está ya hoy el agua. El valor del agua dulce será dentro de 10 a 15 años más alto que el del petróleo. Agua también hay en grandes cantidades en África y en América latina. Entonces, quizás hay un motivo económico detrás de los propósitos climáticos de los G8 que parecen perjudicar especialmente a África.

Además, si la elite de Estados Unidos y Europa, en colaboración con la elite de los países pobres, quiere continuar viviendo como vive ahora, dentro de 50 ó 100 años se necesitarían seis planetas tierra, para obtener los recursos pertinentes. Todo el mundo sabe que no vamos a tener seis tierras, a menos que se realice la película Avatar. Pero, aparte de ésta, no vamos a tener esos recursos en tiempos previsibles. Por consecuencia, es muy importante que se ajuste la vida derrochadora de esa elite.

El negocio del los hidratos de carbono

-¿Qué significa para el Perú el comercio con los hidratos del carbono?
-La gente ha escuchado hablar, no tanto acá, pero sí en Estados Unidos y Europa, del comercio sobre el contaminante de la combustión del carbono, el CO2; sobre los ‘Bonos de Carbono’. En el llamado ‘esfuerzo’ de los países industrializados se establecen normas para reducir las emisiones de CO2. Esta reducción tiene un costo, a veces un costo alto para una industria sucia, demasiado alto para que se puedan hacer las inversiones necesarias en el tiempo debido. El estado concernido, por ejemplo EEUU, emite ‘Bonos de Carbono’, que permiten a las grandes industrias más tiempo para ajustarse, siempre que con estos ‘bonos’ inviertan en un proyecto ambiental de reducción de CO2 en un país en vía de desarrollo. En concreto, una compañía, como la multinacional General Electric, puede ‘alquilar’ un área de selva para protegerla, a fin de que no se la desforeste en un tiempo determinado, digamos 20 ó 30 años. Y esto sin que haya ningún plan previo de deforestación de esta selva. En este periodo, General Electric expulsa a los indígenas que viven en paz y en armonía dentro de este pedazo de selva, protegiéndola de manera natural.

La multinacional destroza así la manera de vivir de esta sociedad indígena. Para reforzar este arreglo, contratan un ejército de policías. Y todo esto para que puedan continuar contaminando el aire en sus países de origen. Y eso ocurre ya en la selva de Brasil y Perú. Esta locura es promovida por instituciones como el Banco Mundial.

Además, se predice que el negocio de estos bonos en Wall Street llegará a trillones de dólares dentro de pocos años. Lo que pudiera provocar el estallido de la próxima burbuja económica.

-Eso coincide con la tesis de Alan García expuesta en El síndrome del perro del hortelano. Dice allí que en la Amazonía se deben otorgar concesiones gigantescas, porque el pobre indio no sabe nada, ni tiene plata para invertir.

-Claro, eso es porque él quiere permitir concesiones a corporaciones de hidrocarburos, como el petróleo, para que puedan realizar exploraciones y, finalmente, extracciones de gas y petróleo, para beneficio de las transnacionales y la elite peruana. Eso sacaría a los indígenas de sus tierras y sus tradiciones, para que los extranjeros vengan a explotar sus tierras y destrozar su medio ambiente. Los eventos de Bagua del 5 de junio de 2009 son un ejemplo vivo. Pero ese caso ha dado luz al problema en los medios internacionales. La resistencia en Defensa Propia da también una señal a otras sociedades indígenas respecto a la fuerza solidaria para defender derechos.

Los recursos del subsuelo del Perú, según su Constitución, pertenecen a la Nación, es decir, a todos los pueblos. Sin embargo, el gobierno de Alan García ni ha consultado con los pueblos indígenas sobre la explotación, ni había previsto compartir los beneficios con ellos. Las ganancias serían para los explotadores internacionales y para la elite peruana. Eso es la regla desde el gobierno de Fujimori, quien daba concesiones a las mineras sin regalías ni impuestos y sin ninguna regla de protección ambiental. Caso particular es Yanacocha, la mayor mina de oro de América latina. El presente gobierno, en vez de cambiar las reglas del juego, no sólo continúa con este saqueo, sino que lo está haciendo peor. Está convirtiendo al Perú entero en concesiones otorgadas a corporaciones extranjeras. Hoy, un 70 por ciento del territorio peruano está concesionado.

El caso clásico ocurrió en Ecuador con la petrolera estadounidense Chevron. Hay un juicio pendiente de unos 20 mil millones de dólares contra Chevron, por haber destrozado la selva y la vida de sociedades indígenas enteras. Sobre ese caso existe el filme Crude. Se refiere a petróleo crudo. Es muy bueno. Recién ha salido en Estados Unidos, y me parece que está propuesto como candidato al Oscar 2010 como mejor documental.

-¿Cómo afecta el calentamiento global al Perú?
-Lo afecta sobre todo en el recurso agua. Aquí prácticamente se ignora la escasez de agua, sobre todo en la costa, que provee un 70 por ciento de toda la alimentación del Perú, y que depende enteramente del riego abastecido por los ríos que provienen de las lluvias y los glaciales de los Andes. Y estos glaciales están desapareciendo rápidamente como resultado del calentamiento global. Sin embargo, no hay ninguna sensibilidad de la población para ahorrar agua, ni hay un esfuerzo del gobierno para despertar conciencia del ciudadano mediante una campaña intensa de los medios.

En otra entrevista hace un año les he hablado del abismo entre disponibilidad de agua fresca en la selva y la costa. Mientras en total el Perú tiene unos 25,000 metros cúbicos de agua fresca renovable por persona por año, lo que es una gran cantidad, en la costa, donde vive 70% de la población, hay sólo unos 1,000 metros cúbicos por persona disponibles. En Europa, el promedio es de unos 5,700 m3, y en el Medio Oriente unos 1,200 m3 a 1,400 m3. Según las normas de las Naciones Unidas, una disponibilidad entre 1,000 m3 y 1,500 m3 está considerada como ‘water stress’ (escasez de agua). Esto indica que la situación de agua para el riego -para la alimentación- y el consumo doméstico es muy severa y merece atención especial.

Las inundaciones y huaicos que han afectado el Perú este año son el resultado periódico de ‘El Niño’ y no es argumento para desviar la atención sobre la gravedad de la escasez de agua en el Perú, notablemente en la costa, Lima está considerada como una de las cinco ciudades con la situación de agua más crítica en el mundo. Sin embargo, en La Molina la red de distribución de agua está diseñada para 1,400 litros por persona por día -lo que ha hecho descender la napa freática en los últimos diez años de cinco metros a más de 70 metros. En San Isidro, Sedapal esta bombeando el agua a 300 metros de profundidad.

Lima consume unos 21 metros cúbicos de agua potable por segundo, de los cuales unos tres son usados para el riego de los jardines y parques. La ciudad produce unos 18 metros cúbicos por segundos de desagüe. Estas aguas negras tratadas al primer grado se podrían utilizar para el riego de zonas verdes, parques y jardines de Lima. Sin embargo, por lo que yo sé, esto ni está previsto en la concesión de US$ 170 millones (¡!!) recién firmada por Sedapal con una empresa española para el tratamiento y la descarga de aguas usadas.

-En muchos países el lavaplatos es de uso universal.
-En Argentina, Chile, Brasil, y otros países de America latina, tanto como en Europa, así es. Resulta incomprensible, que acá no haya ni siquiera en los apartamentos de lujo. Sólo excepcionalmente se encuentran. Como hemos hablado en otras ocasiones, hay un sistema de agua que utiliza en La Molina 1,400 litros por persona por día. Un lavaplatos economiza hasta 70% de agua. Reitero: lo que hace falta es una intensa campaña, por todos los medios, para ahorrar agua. Simples instrumentos como las cabeceras de ducha, por ejemplo, mezclan el agua con aire para que se consuma menos líquido. Es importante que se tomen en serio los posibles y probables impactos de los cambios climáticos.

César Lévano
Entrevista


Fuente: La Primera

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