Por el lado del papeleo y las aprobaciones burocráticas todo está listo para empezar muy pronto con los trabajos de construcción del nuevo Gran Mercado Mayorista de Lima en Santa Anita. Algunos han criticado la “inacción” de la Empresa Municipal de Mercados (EMMSA) – la responsable de ejecutar el proyecto – después del célebre desalojo del 28 de mayo del año pasado, pero nada que ver. En lo que respecta a EMMSA el trabajo ha sido intenso: antes, durante y – sobretodo – después del desalojo.

Como todo proyecto de inversión pública, los formalismos son muy rigurosos. Primero hubo que actualizar el perfil del proyecto. Habiendo transcurrido tantos años desde su concepción inicial, las nuevas técnicas comerciales y logísticas sugerían un cambio radical en cuanto a la arquitectura e ingeniería del nuevo mercado. Para ello EMMSA contrató a dos expertos franceses del mercado mayorista de Rungis en París, cuyo aporte fue trascendental.

Después de la elaboración del perfil y su aprobación, siguieron el estudio de pre-factibilidad y el de factibilidad, más las aprobaciones correspondientes. Luego tuvimos que pasar por el terror de las autoridades públicas: el famoso SNIP, y para alivio de muchos, conseguimos su bendición. Por último, el día 28 de agosto pasado, en un acto silencioso pero de enorme importancia, el Consejo en pleno de la Municipalidad de Lima aprobó la ejecución del nuevo mercado mayorista.

El 2009 será el año de Santa Anita. A mediados de año iniciaremos el comercio mayorista de hortalizas, que hoy por hoy se realiza en La Parada en condiciones por demás precarias. Luego, algunos meses después, cuando se culmine la segunda etapa del proyecto, operará el comercio mayorista de frutas, granos, azúcar, abarrotes, etc. y los servicios complementarios que incluyen frigoríficos, plantas de empaque, almacenes, restaurantes, centro de negocios, zonas de recreación, bancos, terminal ferroviario, etc.

Santa Anita constituye unos de los proyectos más importantes que tiene entre manos el Perú. Exagerando un poco, yo diría que Santa Anita es el proyecto más importante de todos.

A la franca – y sin complejos como nos arenga constantemente el Alcalde de Lima – Santa Anita y sus 86 hectáreas revolucionará el comercio de productos agroalimentarios en el país, y beneficiará directamente a millones de productores del campo, millones de consumidores de Lima y del Perú, y miles de comerciantes minoristas, transportistas y estibadores.

Los amplios espacios interiores y el terminal ferroviario que tendrá Santa Anita permitirán que la logística – que es tan gravitante en la formación de precios de los alimentos perecederos – sea muy eficiente y competitiva. Por otro lado, la arquitectura y la disposición de espacios del nuevo mercado permitirán la atención simultánea de centenares de camiones procedentes de las zonas de producción conjuntamente con miles de unidades de transporte de comerciantes minoristas. Es decir, si algo tendrá de sobra Santa Anita, será espacio. Precisamente lo que menos tiene La Parada.

Además de sus enormes implicancias comerciales y económicas, Santa Anita tendrá una importantísima connotación social. Atención médica dentro del mercado, centros de capacitación y entrenamiento, guarderías infantiles con programas de nutrición y asistencia social, centro recreacional para niños, jóvenes y viejos, puesto policial, locales gremiales, etc.

Por todo ello, y por muchas cosas más, Santa Anita es el proyecto más importante del Perú.

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