Cada dos segundos, el terreno equivalente a un campo de fútbol deja de ser un bosque natural en el planeta. Y el 56% de esa madera acaba en los hogares del mundo desarrollado. Concienciar sobre su origen y los perjuicios en el medio ambiente y en el entorno social de este consumo es el objetivo de la Campaña Madera Justa, lanzada por un grupo de ONGs, instituciones y empresas.

La campaña -cuya madrina es Odile Rodríguez de la Fuente, directora de la fundación que lleva el nombre de su padre-, es pionera en Europa en la fusión de dos criterios clave: la sostenibilidad y la responsabilidad social. En el primer ámbito se encuadra la asociación FSC España, cuyo sello certifica que los productos forestales proceden de una gestión adecuada; y por otro la Fundación COPADE, dedicada al comercio justo, es decir, aquel que tiene en cuenta que las condiciones laborales sean dignas y ayudan a reducir la pobreza.

Hasta ahora, la conciencia social sobre la explotación forestal de bosques primarios es escasa, según reconocen los promotores de la campaña. De hecho, el 17% de la madera que se consume en España procede de talas ilegales, según los datos de WWF/Adena. Y en global, el 80% de la masa forestal procede de los países en desarrollo, donde, sin embargo, no contribuye a aumentar el nivel de vida de la población.

Muy al contrario, en muchos países afecta negativamente a la vida de las personas que viven en ese entorno, casi siempre pueblos indígenas que han gestionado los bosques de forma adecuada desde hace milenios.

Los promotores de la Campaña Madera Justa aseguran que, siguiendo unos criterios sociales y ecológicos adecuados, el aumento de un 1% de las exportaciones reduciría hasta un 12% la pobreza en estos países.

El sello FSC es el único que, en la actualidad, certifica que la madera es sostenible, pero de momento no hay datos de cuánta se consume en España, si bien se estima que no supera el 1%, frente al 25% que supone en Holanda. Eso sí, es un mercado en crecimiento: el número de empresas con certificación creció un 30% el año pasado y ya son 130.

Elisa Pardo, de FSC España, reconoce las dificultades que existen para proteger los bosques tropicales, de los que muy pocos cuentan con este sello de sostenibilidad, pero está convencida de que "los bosques que se pueden explotar y eso les da un valor añadido que favorece su conservación". Por ello, la asociación ha puesto en marcha ahora procesos de certificación más sencillos, que reflejen mejoras paulatinas de la gestión.

Certificar la producción
Por su parte, Jaime Manteca, de COPADE, considera igual de importante certificar el proceso productivo, es decir, la cadena hasta que el producto llega al consumidor final.

La campaña, que durará tres años, se promoverá en los colegios, las asociaciones de consumidores y de empresarios, en ámbitos de la administración y también entre la población en general con acciones en la calle. En una primera fase se dirigirá a la población española, pero en la segunda se pretende dar a conocer en toda Europa.

Al final de la misma está previsto hacer un estudio que evalúe si ha tenido impacto y realmente ha servido para mejorar el nivel de vida en los países de origen de la madera. También se tratará de probar si ha aumentado el consumo de madera con el sello FSC en España.

Entre los socios colaboradores de la campaña se encuentran también Triodos Bank, que es el banco de la campaña, Greenpeace, WWF/Adena, el Instituto Jane Goodall, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Cáritas y Comisiones Obreras, entre muchos otros.

Fuente: Rosa M. Tristán, en El Mundo, España, 21/10/2008

Temas similares: