El estado de madurez que poseen los productos vegetales al ser cosechados es especialmente importante para su manejo, transportación y comercialización ya que repercute directamente en su calidad y potencial de conservación en fresco (Bosquez 2015).

Las frutas siguen siendo tejidos vivos hasta el momento que se consumen frescas o son transformadas para su conservación, por lo que sufren una serie de cambios anatómicos, fisiológicos y bioquímicos antes y después a la cosecha. La calidad contribuye a la comercialización de productos frescos y está muy ligada a la aceptación de los productos procesados, lo cual hace necesario conocer algunas técnicas de control de la calidad que ayuden a determinar las características óptimas para la cosecha y transformación de estos productos. Los atributos más importantes de la calidad son la apariencia, textura o firmeza del tejido, el contenido de azúcares, almidones, la acidez y el contenido nutricional (Calderón de Zacatares, 2010).

La recolección demasiado temprana (frutos inmaduros), al igual que la recolección tardía (frutos sobremaduros), debe evitarse, no sólo por la calidad del producto obtenido, sino además por los traumatismos que puede causar en la planta (Del Pilar et al. 2007).

La madurez fisiológica de los frutos frecuentemente está asociada a muchos cambios en su composición química, algunos de ellos pueden emplearse como indicadores de madurez satisfactorios; uno de los más utilizados son los grados Brix que representan el porcentaje de sacarosa determinado en el jugo del fruto. Se miden utilizando un brixómetro o un refractómetro para grados Brix, las lecturas registradas están dadas a la temperatura indicada por estos instrumentos (Bosquez 2015).

Hanna Instruments cuenta con el refractómetro HI96801 que mide el índice refractivo para determinar el porcentaje de grados Brix de azúcar en soluciones acuosas. Con este equipo se puede determinar si un fruto está lo suficientemente maduro para cosecharse y comercializarse asegurando con ello la más alta calidad y el mayor tiempo de vida de almacén. La calibración de este equipo es muy fácil, únicamente se necesita agua desionizada para llevarla a cabo. Es un equipo que resiste condiciones hostiles en campo y en laboratorio, además de ser resistente a las salpicaduras de agua.

Por: M. en C. Circe Guadalupe González Contreras | Fuente: Boletín digital HANNA Instruments


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