Últimamente, el agua está dando mucho qué hablar. Efectivamente, el agua es el tema del momento; ya sea por exceso como en el dramático caso de Aguas Calientes a los pies de Machu Picchu, o por defecto como en el caso de los acuíferos de Lima e Ica.

El problema es que – como de costumbre – los peruanos hablamos mucho del asunto, pero hacemos poco por resolverlo. Por ejemplo, ¿qué estamos haciendo para infiltrar los acuíferos costeros con las abundantes aguas de avenida que se están perdiendo en el mar en esta época del año? Pues nada. Sólo hay que recorrer la Carretera Panamericana, de Tumbes hasta Tacna, para ver la gran cantidad de agua que estamos botando al mar, sabiendo que dentro de poco vendrá el estiaje, y los ríos se secarán, y los agricultores y la gente de las ciudades volverán a clamar por la falta de agua.

He ahí el problema. Todos los ríos de la costa deberían estar vertiendo parte de sus aguas a canales de tierra que habría que construir en las partes altas de los valles costeros para infiltrar los acuíferos y mejorar la capacidad de bombeo de los pozos durante los estiajes. Esa es la mejor manera de aprovechar las aguas de avenida.

Efectivamente, habría que construir un centenar de canales de tierra a lo largo de toda la Costa; dos por cada uno de los casi 50 ríos que tenemos, uno con dirección Norte y otro con dirección Sur, partiendo de la parte más alta posible de cada valle, que permita infiltrar o rellenar los acuíferos.

Es bueno saber, que los acuíferos suelen ser enormes reservorios de agua subterránea, que están ahí de manera natural, sin ningún costo de construcción, como es el caso de los reservorios construidos por el hombre, y que la han costado al país un montón de dinero, como Poechos, Tinajones, Gallito Ciego, Majes, Pasto Grande, etc.

Quizás, como los acuíferos no se ven por estar debajo de la tierra, la gente no ha tomado consciencia de ellos. Sin embargo, hay geólogos que conocen del tema, que han determinado la existencia de estos grandes reservorios subterráneos que se nutren de las aguas de avenida de los ríos de la costa, pero que podrían rellenarse más de manera artificial a través de los canales de infiltración que menciono en esta nota.

Una vez aprovechadas al máximo las aguas de avenida, podríamos pensar en más obras de trasvase de aguas de la vertiente oriental a la vertiente occidental de los Andes, como los trasvases del Mantaro, Olmos, Majes – Siguas, entre otros.

Es cierto que el agro peruano viene dando pasos muy acertados en materia de tecnificación del riego, con lo cual no sólo se ahorra mucha agua, sino que se mejora el rendimiento y la calidad de los cultivos de manera significativa; pero es cierto también que todavía falta mucho para cantar victoria en el tema del agua, empezando por aprovechar las aguas de avenida, infiltrándola en los acuíferos a través de las canales de infiltración que debemos construir a los largo de toda la Costa.

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