La papa es originaria de la Cordillera de los Andes, donde era consumida por los nativos hace más de 8,000 años. Fue llevada a Europa en 1570 probablemente por los colonizadores españoles, y se convirtió en un alimento muy importante principalmente en Inglaterra. A pesar de la creencia popular de que contiene solamente carbohidratos, sus tubérculos contienen proteína de alta calidad, además de una considerable cantidad de vitaminas y minerales. Además, es una buena fuente de vitamina C y de algunas vitaminas de complejo B. Entre los alimentos energéticos es el más rico en niacina.

En la plantación de la papa, el buen desarrollo de los tubérculos requiere de una buena preparación y fertilización del suelo, ya que las raíces de la planta llegan a alcanzar hasta 1metro de profundidad y los tubérculos se pueden llegar a formar hasta una profundidad de 50 cm. por lo que no se deben elegir suelos que sean arcillosos o demasiado compactos. Antes de la preparación del terreno se debe realizar una recolección de muestras de suelo para su análisis, que servirá para orientar la aplicación de un fertilizante adecuado. La preparación del suelo consiste en un muestreo a 40 cm con dos meses de anticipación a la plantación, y otro muestreo en la época de la plantación. En general, una tonelada de tubérculos de papa extrae las siguientes cantidades de nutrientes del suelo:



Considerando un ciclo de cultivo de 90 a 110 días, la máxima absorción de nitrógeno, potasio, magnesio y azufre ocurre normalmente entre 40 y 50 días después de la etapa en que la planta emerge. A su vez, el fósforo y el calcio son absorbidos continuamente durante 80 días después de la emergencia. Al inicio de la tuberculización, (cuarta a octava semana en cultivos precoces, o quinta a décima semana en cultivos tardíos), se observa un crecimiento acelerado de los tubérculos. La deficiencia de nitrógeno es evidenciada por el tono amarillento de las hojas inferiores, que pueden caerse cuando la deficiencia es muy alta. También el crecimiento es lento y el tallo de la planta tiende a ser muy fino.


El suelo contiene nitrógeno en dos formas: mineral y orgánica. Dependiendo del contenido de materia orgánica, el suelo puede contener de 1-10 porciento de nitrógeno. Las formas predominantes de nitrógeno son el amonio (NH4) y el nitrato (NO3). Los nitratos son solubles en agua y se pueden encontrar en la solución de suelo con agua. Las plantas aprovechan el nitrógeno ya sea como amonio o nitrato, pero el nitrato puede lixiviarse o filtrarse por el suelo y dirigirse a los depósitos de aguas subterráneas. Sin embargo una cierta cantidad de nitrato permanecerá secuestrada en la porción orgánica del suelo. La inmovilización es el proceso donde el nitrato y el amonio se convierten a nitrógeno orgánico por los microbios del suelo, poniendo el nitrógeno a disponibilidad de las plantas. El proceso inverso también llevado a cabo por esos microbios, se llama mineralización: el nitrógeno no disponible de la porción orgánica se transforma (se mineraliza) a nitrato y también lo pone disponible para las plantas. Los organismos del suelo son los responsables de esta conversión de nitrógeno orgánico a nitrato.


Para una mejora del suelo mediante fertilización química, la aplicación de nitrógeno al cultivo debe ser hecha a razón de 160 kg/ha. Cuando se utiliza una fertilización de cobertura, debe ser realizada al inicio de la formación de los tubérculos, aproximadamente a los 30-35 días del plantío y aplicando 60 kg/ha de nitrógeno en la forma de sulfato de amonio o urea, de forma lateral a las filas de las plantas.


Existen diferentes métodos para el análisis de suelos, pero en la actualidad una aplicación importante de los sensores electroquímicos en la agricultura se encuentra en la medición directa de la química del suelo a través de los nutrientes presentes. Estas pruebas han demostrado ser efectivas para obtener la producción óptima de diferentes cultivos como la papa, y para proporcionar una mejora en general de la calidad y del sabor. El desarrollo de sensores para muestras de suelo ha sido revisado recientemente por Adamchuk et al. Se emplean comúnmente dos tipos de sensores: electrodos de ión selectivo (ISE), y electrodos de efecto de campo de ion selectivo (ISEFT). También se les ha empleado para medir el consumo de iones de las plantas. Los electrodos de ion selectivo se han desarrollado para una amplia variedad de iones, incluyendo los iones de nitrógeno en el suelo como en el caso del cultivo de papas y vegetales, para un mejoramiento de las técnicas de fertilización. Con la llegada de estos electrodos de nutrientes específicos, se han diseñado sistemas de suministro de nutrientes para el cultivo de hortalizas en el campo y en invernaderos. Estos sistemas aseguran de forma automática que los requerimientos de nutrientes de las plantas se satisfagan de manera óptima.


Hanna Instruments diseña y fabrica electrodos de ion selectivo HI 4113 de muy alto intervalo y precisión, capaces de detectar concentraciones de nutrientes como el nitrógeno en la forma de nitrato que van desde 1x10-5 M hasta 1.0 M (molar), o 62 ppm hasta 62000 ppm, y su equivalente como nitrógeno desde 0.4 ppm hasta 1400 ppm. Están fabricados con una membrana selectiva de polímero, y pueden tener la presentación de media celda o de celda completa en un solo cuerpo. El cuerpo del electrodo está construido de PEI y PVC, y tienen 1m de cable coaxial. Se les puede usar con cualquiera de los medidores de ion selectivo de Hanna Instruments, incluso es compatible con otras marcas.


HI4113, Electrodo de ion selectivo para nitrato.







Fuente: Hanna Instruments l Por: Ing. Mauricio Valencia Durán


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