Los conflictos socioambientales representan escenarios de menor polarización que los conflictos armados, pero acaso de mayor complejidad por la presencia de factores limitadamente transables. Dentro de aquellos, las intervenciones relacionadas con el desarrollo socioeconómico tienden a encerrar un significativo potencial como factores de neutralidad. Y, de modo particular, conviene priorizar las intervenciones orientadas a mejorar las capacidades productivas en zonas rurales y permitir el acceso de sus productos a nuevos mercados.

En el caso especifico de Cajamarca, la oposición a las actividades mineras tiene como base social fundamental a las poblaciones rurales, y como elemento divisivo al agua. Percepciones culturales distintas a las occidentales, frecuentemente soslayadas por los negociadores empresariales y estatales, agregan un elemento de incomunicación intercultural que dificulta el entendimiento. Al par, el nivel de desarrollo de la agricultura y la eficiencia en el uso de aguas de regadío en Cajamarca son pobrísimos.

La variedad de ecosistemas y la moderación climática en muchas partes proveen entornos ideales para el desarrollo de cultivos de alto valor comercial y demanda internacional, como por ejemplo los berries. Pero la concurrencia de diversos factores conspira contra esa posibilidad: la fragmentación del agro, las resistencias entre los agricultores a la asociatividad, la falta de rigor productivo, la carencia de intervenciones estatales integradas para brindar asistencia técnica, crediticia e infraestructural, etc.

En Cajamarca se ha desarrollado ya la cadena productiva del aguaymanto, cuyos frutos llegan a exigentes mercados europeos y norteamericanos. Parte de esta producción tiene el valor agregado de ser orgánica y de estar en proceso de recibir la certificación de comercio justo, lo cual añade valor social e incentivos para prevenir el escalamiento de conflictos. Bajo el liderazgo del sector privado, pero con el apoyo del Estado y de las empresas mineras, y la activa participación de sus agricultores, Cajamarca puede convertirse en la gran despensa de berries y otros cultivos de alto valor. Para lograrlo se requiere de una alianza público-privada entre todos los actores para converger sostenidamente en la generación de capacidades técnicas hoy inexistentes; la promoción de asociaciones de agricultores; y el desarrollo de infraestructuras de riego, de procesamiento y de transporte. Este proceso puede coadyuvar a mejorar la productividad del agro y el uso eficiente de las aguas, sembrando bienestar y mutuo entendimiento entre los agentes productivos de la región.

Óscar Schiappa-Pietra
Gerente General de AgroAndino SRL

Fuente: http://gestion.pe/impresa/noticia/ag...12-01-19/43430


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