Todo iba perfecto hasta el impecable desalojo de Santa Anita en mayo de 2007. El nuevo mercado mayorista se construiría en seguida, los comerciantes de La Parada se trasladarían en paz, y el viejo mercado se convertiría en un enorme espacio recreacional para la gente de La Victoria.

Todo ello debió ocurrir durante la gestión del alcalde Luis Castañeda Lossio, pero no. La politiquería primó sobre la política y todo se vino abajo. Castañeda construyó Santa Anita, pero –de puro politiquero– arrugó en el traslado. Luego, Susana Villarán asumió la alcaldía y –de pura politiquera– salió con el cuento de que Santa Anita no estaba lista. Después –de pura torpe– optó por el traslado gradual de La Parada, lo cual propició la invasión de todos los puestos vacíos. El hecho es que ahora tenemos un mercado en Santa Anita a medias y La Parada en llamas. ¡Quién entiende a la politiquería peruana!

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