¿Gastón el mercantilista?

Desde hace varios años, Gastón es uno de los más importantes opositores al ingreso de semillas transgénicas a nuestro país.

Según Gastón Acurio, él no es partidario de las regulaciones. Sin embargo, parece ser un firme partidario de las regulaciones que le resultan convenientes. Ayer, en la misma entrevista en la que se quejaba de las regulaciones, defendió la prohibición que existe contra las semillas transgénicas en nuestro país alegando que no es comercialmente conveniente. Léanlo ustedes mismos: "la batalla que tenemos con los transgénicos no es una batalla ambiental, es una batalla comercial".

Desde hace varios años, Gastón es uno de los más importantes opositores al ingreso de semillas transgénicas a nuestro país. A pesar de que existe un consenso científico respecto a que los transgénicos son seguros y hay centenares de investigaciones hechas por economistas líderes que explican lo beneficiosa que sería su difusión para los más pobres, Gastón defiende a capa y espada la prohibición de estas semillas argumentando que el Perú debe centrarse en la agricultura orgánica. Para el chef, debemos proteger a algo así como la incipiente "industria orgánica" de la introducción de cultivos transgénicos.

Claro, quizá para él la agricultura orgánica sea una alternativa razonable, pero no todos tienen el dinero para pagarse alimentos mucho más caros como lo son orgánicos. Lo que necesita el Perú -y el mundo- es en realidad mayor productividad (más cultivos en el mismo espacio) para terminar de una vez por todas con el hambre y la desnutrición infantil. En nuestro país, hemos pasado de tener casi media hectárea de tierra arable disponible por persona a cerca de 0.20 hectáreas por persona. Debido al aumento de la población, esta cifra continúa disminuyendo por lo que de no hacer algo ponemos en riesgo la futura seguridad alimentaria del país e incluso la biodiversidad (al necesitarse más espacio para cultivar se destruyen más hábitats naturales).

Apostar por la agricultura orgánica en un mundo en el que, de acuerdo a estimaciones de la ONU, si no duplicamos la producción de alimentos para el 2050 habrá hambrunas por doquier es francamente irresponsable. Algunas industrias y empresas se pueden ver beneficiadas por este tipo de agricultura, pero no la sociedad en general. Un ejemplo muy ilustrativo de esto nos lo brindan las investigaciones de científicos de la Universidad Nacional Sueca de Ciencias Agrarias. En sus estudios han encontrado que incluso un país rico como Suecia sufriría de hambrunas si sólo se dedicara a la agricultura orgánica. Esto porque al ser cultivos menos productivos requerirían de una cantidad inmensa de tierras arables que simplemente no existen en Suecia.

El debate sobre los transgénicos no debe ser visto como parte de una batalla comercial que justifique el proteccionismo. ¿Por qué? Porque el proteccionismo es esa doctrina dañina que pone al Perú por encima de los peruanos. Claro, podemos apostar por una política nacional destinada a convertir al Perú en el gran referente de los productos orgánicos, pero en el camino vamos a dejar a los peruanos de menores recursos sin la posibilidad de adquirir productos más baratos y a los pequeños agricultores sin la oportunidad de incrementar la productividad de sus tierras. Probablemente Gastón tenga buenas intenciones cuando habla de convertirnos en el gran exportador de productos orgánicos, pero en la práctica sus recomendaciones funcionarán como todo mercantilismo: beneficiando a unos pocos empresarios a costa de la mayoría.

Fuente: http://www.altavoz.pe/2015/06/16/opi...-mercantilista