Greenpeace alerta que ganado destruyó 154 mil km2 de selva entre 2000 y 2007.

InfoRegión (02 marzo 2009).- La organización ecologista Greenpeace alertó que los 205 millones de cabezas de ganado vacuno que se alimenta en los pastos de la Amazonía arrebatados a la selva contribuyen de manera decisiva a la destrucción del mayor pulmón del planeta y por tanto al cambio climático.


El informe “Impacto de la ganadería en la Amazonia” no sólo denuncia la expansión de la ganadería en Brasil a costa del mayor captador de carbono terrestre, sino de sus consecuencias para el calentamiento global. El cuero procedente de millones de cabezas de ganado se produce en gran medida en Brasil, mayor exportador mundial.

Entre 2000 y 2007 se han destruido 154.000 kilómetros cuadrados de la selva, una extensión mayor que Grecia. Y aunque Brasil no es un país industrializado, es el cuarto país más contaminante del mundo. El 75% de las emisiones de CO2 de la mayor economía de Sudamérica provienen precisamente de la deforestación.

La destrucción de la selva viene ocurriendo aceleradamente desde hace más de tres décadas, impulsada por el apoyo del Gobierno a la colonización del territorio y el desarrollo de infraestructuras con ese fin, informa elmundo.es.

Tras la tala ilegal de madera todavía en curso, ilegal quema y tras ella la agricultura y la ganadería, que por el bajo precio del suelo logran producir a precios muy competitivos, hacen de Brasil el mayor exportador del mundo de madera, carne y pieles. Es el auge de la industria del cuero.

En su informe mundial, Greenpeace dice que Brasil tiene un papel muy importante ante los efectos del cambio climático y debe ser capaz de reducir la deforestación a cero antes de 2015. En ese sentido, demanda al gobierno brasileño adopte el objetivo Deforestación Cero para el 2015 a fin de evitar el cambio climático.

Lo que sí va a realizar la organización ecologista es una campaña entre los sectores industriales europeos y norteamericanos para que suspendan sus importaciones de cuero o carne “procedente de empresas ganaderas brasileñas vinculadas a la deforestación ilegal o a condiciones de semiesclavitud de sus trabajadores”.

Según esta ONG, la ganadería tiene un impacto social nefasto en la Amazonia. Más de 3.000 trabajadores fuero liberados de explotaciones ganaderas en las que vivían en régimen de semiesclavitud.

Otro efecto pernicioso es el metano expulsado por las flatulencias del ganado. Las moléculas de metano son 60 veces más activos en el efecto invernadero que las de CO2. Se calcula que el potencial de emisión de gases de efecto invernadero del ganado bovino es de 13 kilogramos de CO2 equivalente por kilo de carne.

Ante el cúmulo de argumentos, Greenpeace considera que Brasil debe de apoyar el nuevo protocolo que surja de la Cumbre del Clima de Copenhague en diciembre próximo, que incluya un Fondo Internacional para la Reducción de las Emisiones por deforestación y Degradación de los Bosques (REDD). Sin embargo, Brasil ya presentó un plan para detener la deforestación en 2015 en un 70%.

Foto: Greenpeace

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