A TOMAR PRECAUCIONES

El próximo mes se conocerá su intensidad, pero se estima que sería entre leve y moderada. Primeras variaciones de la temperatura del mar se producirán entre octubre y noviembre. Ministerio de Salud prepara planes de contingencia para contrarrestar los efectos.

Lo único que el presidente ejecutivo del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), Wilar Gamarra Molina, pudo decir ayer con absoluta certeza es que el próximo año no ocurrirá un fenómeno de El Niño de fuerte intensidad, no al menos, del tipo catastrófico como los que se presentaron en las nefastas temporadas 1982-1983 o 1997-1998. Ahora falta definir si se tratará de un período lluvioso leve o moderado.

Para descubrir cómo será el próximo fenómeno de El Niño debemos esperar hasta el próximo mes. Según Gamarra, todavía se debe observar, entre otros factores, cómo se comporta en las próximas semanas el Anticiclón del Pacífico Sur, una zona de alta presión ubicada en el océano que genera vientos que gobiernan el clima en la costa peruana.

Sucede que para la segunda semana de octubre se espera el arribo de una onda Kelvin (una corriente de agua caliente) que viene desde Asia hasta nuestra costa. Esto podría producir un incremento en la temperatura del mar, si los vientos del anticiclón no la enfrían, para ponerlo en términos prácticos. La llegada de las ondas Kelvin ya nos indican que va a ocurrir un fenómeno. Esta última situación, además, se confirmaría con el posterior arribo de una segunda onda Kelvin, prevista para noviembre.

CUESTIÓN DE ESCENARIOS
Aunque Gamarra no se animó a aseverar que habrá un El Niño moderado, dijo que todo parece indicar que así será, si se basan en las condiciones que se presentan en este momento. Y de darse —estimó— la magnitud que tendría se parecería mucho a la que se observó entre 1986 y 1987.

Eso sí, el funcionario fue enfático al indicar que podría ser similar, mas no igual. Es decir, no ocurriría lo mismo que en 1987. El año es una referencia para que nos demos cuenta de que ese podría ser el escenario general.

¿Y qué pasó en 1987? Pues la situación estuvo bastante controlada. En la costa de Piura, por ejemplo, la temperatura mínima aumentó un promedio de dos grados, al igual que en la costa de Lambayeque y La Libertad. En algunos lugares de Tumbes y Cajamarca incluso hubo más frío de lo normal. Ciertamente la agricultura y la pesca sufrieron daños, pero en especies que son muy sensibles incluso a los cambios ligeros de temperatura.

En cuanto a las lluvias, definitivamente aumentaron, pero solo en focos muy puntuales de Piura, Tumbes y Loreto. No se presentaron con tanta fuerza en el resto del país.

El panorama en Lima y sus alrededores fue normal. Gamarra señala que en 1987 se vivió un verano habitual y los efectos del fenómeno pasaron casi inadvertidos. Aunque se produjeron lluvias en las partes altas, que ocasionaron el crecimiento del cauce del río Rímac, solo se presentaron algunos desbordes.

SEPA MÁS
El Niño en otros litorales
Wilar Gamarra, director ejecutivo del Senamhi, explicó que la situación del Perú, por ubicación y factores como el anticiclón, es distinta a la de otros países. Por ejemplo, en EE.UU. ya se habla de El Niño.

Primeras acciones
El ministerio de Salud informó ayer que elaborará planes de contingencia e identificará escenarios y situaciones de emergencia relacionados con daños causados por el fenómeno de El Niño.

Fuente: El Comercio (19/09/09)

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